El dios aristotélico, pensamiento de sí puro, no alcanza a crear. Padece un trastorno obsesivo-compulsivo. La libertad es otra cosa ya. No mueve atrayendo, sino que practica límites desde sí misma y al hacerlo e instaurar un mundo, forzosamente debe dejar cosas de lado. Cualquier libertad, también la humana.
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