Si el mal no es (para ceñirnos a los términos de la Escuela), lo existente no es lo que es.
Esto Real no es lo Ideal, y por lo mismo lo Real es falso, y se ha menester de la utopía.
El pensamiento utópico denuncia una carencia, y no contiene una promesa de paisaje de postal con prados verdes y niños sonrientes.
Si a la carencia de lo ente sumamos su fealdad obtendremos un cuadro completo acerca de lo que hay. Un cuadro que representa un recorte de lo que hay. la parte por el todo, sin que pretenda identificarse con el todo: existen reductos de idealidad, de verdad, de belleza.
La identidad plena de verdad, bien y belleza no traza la imagen de la felicidad para que dispongamos de ella. Sino la de una Justicia a la que si eres creyente sincero la denominarás Dios.
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