No me gusta absolutamente nada la imagen del premier (entiéndeme) con las tropas en un país extraño donde nada se nos ha perdido, aparte de los intereses espurios de unos y otros. Dicho por el premier, no por las tropas, que en efecto obedecen y entregan su vida sin preguntar. Pero ese no puede ser el ideal ejemplarizante propuesto a la población de este demacrado país. Admitiendo que nuestro gobierno sea el platonismo realizado (cosa que me concederéis, aunque haya matices), queda claro el rol de los gobernantes sabios y del cuerpo de guardianes (hacia el interior y el exterior), pero no se debe trasladar las virtudes de un cuerpo de la ciudad a otro. La mímesis del guardián en los modos del productor genera una imagen extraña, la de una muchedumbre de ciudadanos adocenados y sumisos que de ninguna manera puede ser la intención de este gobierno liberal.
Miro las entradas viejas de este blog y me sorprendo. Quien no me conozco podría pensar que detrás de lo escrito hay pensamiento. Os aseguro que no. Actividad impulsiva, si acaso.
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