En los aseos públicos la mujer cuidaba amorosa pero enérgicamente de la limpieza de su marido enfermo. En la cama del hospital le rodeaban su hijo y un matrimonio amigo. Se le notaba emocionado, aunque la voz no le salía del cuerpo. Desde el pasillo, buscando la mirada cómplice de su hijo, yo no pude reprimirme las lágrimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario