Del 4 de febrero de 1912:
El entusiasmo ininterrumpido con que leo cosas sobre Goethe (conversaciones de Goethe, años de estudiante, horas con Goethe, una estancia de Goethe en Frankfurt) y que me impide totalmente escribir.
Del 5 de febrero:
Cansado, he dejado incluso la lectura de Poesía y verdad. Soy duro por fuera, frío por dentro.
Más tarde, el mismo día:
Hermosa silueta de Goethe, de cuerpo entero. Impresión simultánea de repulsión a la vista de este cuerpo humano perfecto, puesto que superar este grado de perfección queda fuera de lo imaginable...
Días después, el 8:
Goethe: "Mi placer al crear era ilimitado".
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