Si su dicción es tan clara se debe a que no alberga ninguna intención. Arregla sus frases en un presente sin rellenos.
Cuando de hecho no se le entiende, no es que busque hacerse el interesante. De ningún modo, sino que le parece indiferente el tropo como tal: no busca embellecer. Su claridad consiste, al cabo, en eso mismo: en arrojarlo (letra o figura, lo mismo). A nadie, por nada.
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