21 de agosto de 2009

Fascinosum

No sabemos a qué responde este interés mantenido por la canaille. No por la petite que puebla las cárceles o que domeñamos en nuestras conciencias. La norma soporta esas excepciones, mientras no se multipliquen en anomia. Me refiero a la grande, la ideológica. Fascismos y comunismos.

Fríamente, sin piedad merced al tiempo, compulsamos los docs. de la barbarie. Así con Victor Klemperer, LTI. Nunca más grande que cuando, sin sobrantes soluciones de continuidad, describe (Nota bene: Esto es un error, porque no describe: enuncia, indica; la descripción implica profusión de vocabulario) la muerte de quien ha protagonizado una anécdota (que él, el narrador Klemperer, cuenta).

A la ensayista (Irene Lozano, El saqueo de lo imaginario; cap. final) le parece La condition postmoderne (1979) de Lyotard un libro deplorable, en raison de sa inintelligibilité. Sin embargo, en ese lenguaje sincopado telegráfico, de Tom Wolfe neoperiodista pasado por París (l´Université), reside el mérito del libro. Que cada uno complete y, así, entienda (en eso consiste la interpretación, en ayudar al texto).

Las palabras no están cuando se las convoca.

(Ostente, no detente!)


Lo suyo tenía que ser más grave: no había perdido las definiciones, sino el uso. Le faltaba poco para el grito y el dedo.

Y después la desesperación: el coger al otro del pecho para que comprenda…

(TV)


Puedo soportar la visión del criminal, pues yo no creo en la bondad del ser humano (el pecado original, no como instinto de saber sino como ansia asesina, es un axioma de mi pequeña antropología), pero su sonrisa mientras niega chulescamente no. La mueca del mentiroso, del que no vale ni la bala.

El poder homicida de un imbécil no tiene límite. Lo lleva en la cara.

Lo peor del cristianismo: el compromiso que comprende las causas del crimen.

Un año del accidente de Spanair. Por Dios, qué horror!

Conversaciones:

Soy un dogmático del contrato social, y (pero) un escéptico en todo lo que pienso y digo.

No tan dogmático. Seguidor del ppio. de contradicción: ¿qué sentido tiene promulgar reglas que no se cumplen?

No me interesa aclarar/me. Lo tengo claro.

Los juegos verbales irritan. Que no esté ahí la intención primera. Que el juego vaya en serio, a lo serio.

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