Escriben otros, y muy bien
Querríamos pasear por ese viejo París, por esos barrios destruidos, como desearíamos recorrer La Castellana contemplando preciosos palacios. Ciudades fantasmas que sólo perviven en la memoria común gracias a los dibujos y las fotografías. Mientras caminamos por allí se puebla nuestro cerebro de imágenes que reemplazan los espacios vacíos. Donde antes se elevaban las piedras ahora flotan los espectros.
Todo en nombre del Progreso, que, como dijo Baudelaire, es el paganismo de los imbéciles. (conde-duque)
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