La falta de memoria sobre las cosas pequeñas. Los pequeños olvidos. Dónde hemos dejado tal o cual libro. Por ejemplo. Y también los gestos que por lo menos nos servirían para verificar que, en efecto, tal libro, el de Ribas, lo hemos dejado en una ciudad cercana. Y que basta con volver a ella, a la ciudad bien visible, para recuperarlo y reanudar la lectura y la vida. Quizás por eso lo hemos dejado olvidado, como un acto nada fallido de una intención inconsciente. Sin embargo, cuánto miedo nos dan los caminos...
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Más tarde: Pues no, nada, el libro vínose con nosotros...
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