La jubilada Encarna Pérez no puede contener las lágrimas. Sufre ataques de ansiedad desde que el pasado año se enteró de que el juzgado de Primera Instancia número 5 de Llíria (Valencia) sacó a subasta su vivienda. Su piso de 75 metros en Valencia donde reside desde hace dos décadas se precipita al desahucio por un error. El inmueble carece de cargas y fue comprado al contado en 1989. Pero la lenta maquinaria judicial se empecina en ignorarlo, según su familia. “Sufro una pesadilla. ¿Por qué me hacen esto?”, se queja entre sollozos la víctima, de 75 años, que teme quedarse en la calle en los próximos días por un inexplicable embrollo burocrático. (El País)
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5 de septiembre de 2013
Kafka en Valencia
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