Marañón también era platónico, o se lo hacía... ("estoy autorizado a expresar mi enconada aversión contra aquellos que propugnan la teoría de la `ciencia por la ciencia´"; cito de Sosa-Velasco, Spain is ill!).
Tiene que existir un punto de pillería en el platonismo de las élites intelectuales e investigadores, una vuelta de tuerca en que la gula, o cualquier ambición y lascivia, rebasa la pura theoría. El punto de vista de Nietzsche, cuando ataca a las arañas ebrias de poder ideal (los filósofos han estado en contacto con un mundo más alto), se puede aplicar a la comprensión cínica de la vocación o deber político del científico, y acabar considerando que una república de los sabios es una soberbia majadería.
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