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11 de septiembre de 2013
Sedicencias
Las ciencias sociales se traman a partir de una serie potencialmente infinita de ocurrencias ad hoc. Más o menos brillantes, pero ocurrencias. Al cabo. Si por ellas fuera el sol seguiría girando en derredor de la tierra. No tienen todavía su copérnico. Sin embargo, que sean falsas en sus principios, o que estos principios practiquen un corte sospechoso en la comprensión de la realidad, no empece que sean muy dañinas en sus consecuencias. Como en un perverso Principio de Thomas. (Valga mi contradicción performativa: al utilizar uno de los elementos del saber denostado.)
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