1 de diciembre de 2008

Consejos paternos

Descreer de todo, una vez que se ha escarmentado---

De la carne vienen las mayores credulidades: el cuerpo, una superstición. La alegría gozosa prometida enmascara -despersonaliza- la miseria real.

Los mandatos morales no provienen de la debilidad del alma con respecto al cuerpo. ¿De dónde, entonces?

Fundamentalmente, no creas en lo que dicen tus ojos: son platónicamente incompatibles con tu razón.

Ten cuidado con los relojeros: enseguida te encuentran un dios.

Guárdate de los tontos, con sus artefactos de madera. Guárdate de ti.

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