10 de diciembre de 2008

No son volubles los libros...

... , con su ser perfumado de tinta y de papel. Pueden traer aromas de decadencia: ese perfume no nos agrada. Demasiada materialidad dice el aroma, dice de su cuerpo gastado. No podremos evitar compararnos con el volumen añejo y olvidado. No lo queremos, sino a su promesa de palabras frescas inmateriales: un rumor de juventud y eternidad, aquellas tardes de verano hacia 1985 y un poco después. Un poco antes, incluso, cuando los libros eran escasos y se revolvían inquietas las pocas ideas en la cabeza, durante el paseo que ya estoy olvidando. Que ya entonces sospechaba que olvidaría ahora, durante los días de los libros gastados y las dudas, pendiente nada más que de unas pocas palabras elementales y muy sencillas. Amor, verdad, ser. Mundo. Angustia.

1 comentario:

Egoficción dijo...

No recuerdo ideas en la cabeza, sino, pocos, eso sí, sentimientos... y manuales estúpidos. Buenos recuerdos, también: algunos libros, algunos paseos, algunos amigos.