12 de diciembre de 2006

Quartum non datur

(Langue, parole)

¿Por qué confiesa el muchacho lo que le tiene que avergonzar de viejo? El movimiento romántico, que libera la lengua del pueblo (reorientando con una significación casi enciclopédica, aunque poética, la tradición denunciada por los padres ilustrados), lo debe copiar sin remedio la trayectoria de cada joven que lo sabe: hace de su conciencia lo que era un movimiento universal-histórico; mediante la ironía de la instrucción universal, que pone al alcance de cualquiera los conflictos de fe y razón, de ciencia y de poesía, que se fueron constituyendo a partir de la doble afirmación, antitética, del sujeto: la apertura de Montaigne, el cierre de Descartes.

He aquí lo que otro, uno más, se atrevió a escribir.

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En nuestras residencias, cubículos de acero, hemos perdido el calor, los abrazos. Cansados ya de hablar, nos gusta recordar los cuerpos por la noche, saber que los ojos se les ciegan a cualquier hora y se enfrentan uno a otro en el beso, sin más claridad que los portales. Allí la música lejana, las sirenas: dejándonos, que las manos se encuentren, que nos busquen a nosotros, callados, alegres y mortales. Tú tienes la boca redonda -yo temo la luz oscura, las flores sangrientas-, preparada para el fruto y el silencio.

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"El rito es la condición del sentido social. Contra la soledad (el sinsentido de la ausencia), no hay nada más, nada en absoluto, que esta conciencia reafirmada de que los demás existen..." (Marc Augé, Por qué vivimos, Gedisa, 2004, p. 103)

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Reflexión, experiencia, sistema.

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