26 de diciembre de 2006

On y va

Qué terrible sería decir: "Mi pobre pasado me trae lágrimas de alegría, lo que he sido y nada más que lo que voy a ser." Y pensar que el precio es demasiado alto, una dedicación tardía, un desaliento continuo, la desconfianza, vivir la autorreflexión como síntoma de una enfermedad. Pensar lo que no se puede, lo inconcebible: puesto que os veo alegres sé que yo no puedo estar ahí, que fui o que seré... ("Vale, Amén, que mi pasión sea mi vida": ¿cómo se pudo decir esto sin temblar?)

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