Más adelante, sin embargo, ese juego se convirtió en una pesadilla cuando llegaron los chicos de las Brigadas Rojas y la Baader-Meinhof (Amis incluye a los Weathermen). En el resto del mundo, los jóvenes revolucionarios se metían al monte para convertir cada guerrilla en un trampolín para construir un mundo nuevo. Quizá habían hecho suya aquella observación de Trotski: “Tenemos que poner fin de una vez para siempre a las paparruchas cuáquero-papistas sobre la santidad de la vida humana”. Es posible que esa máxima forme parte de manera íntima del proyecto comunista: que la vida no vale nada y que todo debe plegarse al proyecto. Y, seguramente, también esa proclama ayuda a sentir que uno está de verdad involucrado en los asuntos del mundo. (J. A. Rojo, en El País, en torno a Koba el temible, el ya viejo libro de Martin Amis)La dignidad kantiana, for instance, como cuáquero-papismo..
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5 de febrero de 2015
Éticas
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