6 de abril de 2014

Atrévete

Todo, o cuando menos buena parte de lo que está ocurriendo desde hace un tiempo, cada vez más largo, confluye y alimenta esta deriva inquietante hacia la dilución del Estado de derecho. Desde la impunidad de los banqueros a la corrupción, pasando por la inanidad creciente de nuestro parlamento (...) si la desidia o el silencio de la prensa –con la excepción de algunos medios aún minoritarios– es cómplice del deterioro democrático, la insensibilidad de buena parte de la ciudadanía ante los excesos del poder es la condición necesaria para que éste no vea necesidad alguna de modificar sus comportamientos. Y, lo que es peor, para que se anime a dar nuevos pasos en esa dirección. (Carlos Elordi, en eldiario.es)

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