Lo importante es la máscara, la pose-- y saber quitarla y deshacerla. Desactivando el sistema, la maraña de las pretensiones. Un escribidor puede resultar tan fatuo como un Premio Nobel, pero al menos servirá como documento para la historia social de la autobiografía, o de la chifladura ( que es una locura a la que no se le tiene respeto porque no ha encontrado un Foucault que le escriba).
No hay comentarios:
Publicar un comentario