16 de abril de 2014

Pues eso...


Llegas a clase de Crítica con el tiempo justo. Hoy toca Hal Foster y la importancia del psicoanálisis como estrategia de escritura. Ves las caras de desidia y hastío de los alumnos; como si todo eso que cuentas no fuera con ellos. Y en un momento determinado decides explotar. Paras la clase y les echas un rapapolvo. Te vas creciendo conforme hablas y temes que se te vaya de las manos el enfado, aunque al final logras controlarte. Pero es que se trata de algo que nunca has entendido. Una carrera vocacional, una asignatura optativa, y que a nadie le interese lo que estás contando. No es que les transmitas el maná, claro. Pero te dejas la piel en intentar simplificar las cosas para hacerlas más fáciles. Te gusta la docencia. Pero cuando notas que la transmisión se ha cortado, que no hay comunicación entre emisor y receptor, te frustras. Es como hablar frente a un muro. No hay nada más descorazonador. (nohalugar)

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