Se puede contar una acción, y un afecto (nostalgia futura o libertad de ahora), sin necesidad de personajes o actores. Ni siquiera hay acción, sino el movimiento de la cámara que, al trazar el hueco de todo lo ausente, lo llena de sobra.
Es lo que pensamos, y es lo que puedo responder a un post anterior: no sabemos qué decir a los jóvenes.
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