Tiene una ventaja Pe. sobre Pa. Que no le estorban, su vida hecha nada de la oficina a la buhardilla, las representaciones mundanas del trabajo y la sociedad que ciegan al editor. Así no tiene que creer en nada ni resistir tentaciones. La sociedad, el gran árbol de lo prohibido, es al final el espejo más cruel. O lo era desde siempre, desde aquellos días entre ríos.
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