12 de julio de 2008

Oído

Razones para el odio:

Cuando vayas a buscarlas, escucha o lee las palabras de tu enemigo. Con la primera de ellas que te parezca postiza ya habrá terminado tu trabajo: logrando que tu sentimiento se torne en desprecio (como a veces ocurre ante el pelotón de ejecución). Si no encuentras la palabra inexacta, habrás ganado un amigo. Pero esto último, la ausencia de fallos, me parece bastante improbable.

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