26 de julio de 2008

Cuando no se le teme...

... a la propia tontería, porque se ejecuta regularmente, con el automatismo que no remediará ni la gracia de Dios, es el temor en general el que se pone en marcha---

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Murcia de compras: calor espantoso, sequedad del espíritu, licuefacción del poco pensamiento. Dos libros de Muñoz Molina en ediciones bordes: Ventanas de Manhattan y Sefarad.

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Se me ocurre que somos máquinas de supervivencia del alfabeto. El blog e Internet (o a la inversa) su último avatar.

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Viendo el par de muchachotes con sus guitarritas un poco más serias que la del cantante eurovisivo, plantados parados delante de un monitor en el que discurría el videojuego (la parte que no eran ellos), y considerando que por sue edad debían ser de los quintos que antes iban a hacerse hombres (hasta para eso me hice hombre tarde; pero me hice, vaya que sí me hice), me tengo que melancólicamente hacer cuestión de si progresamos o regresamos, de si estos mozalbetes bienalimentados y alegres, peterpanescos, han de representar por fuerza el sentido de la cultura. También la justificación de la abolición del servicio militar (o civil, que para esto da igual), porque el molino económico muele con más eficacia con clientes inmaduros que con soldados insatisfechos que no consumen.

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Ah, y un disco maravilloso de Bill Evans.

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