El autor andaba entonces cercano a la cuarentena, lo que equivale a decir cuál es la generación a la que se siente ligada, aquella para la cual los nombres de Werner Jaeger y del Padre A. J. Festugière representaban la vigorosa y siempre renovada tradición del humanismo clásico. (H. I. Marrou, Historia de la educación en la Antigüedad, Akal, p. 6)
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