Hace unos años se puso de moda entre ciertas muchachas lucir un tatuaje que estropeaba y estropea su encantadora y deliciosa piel al modo con que algunos vándalos y gamberros estropean las fachadas de alguno edificios con sus pintadas, a veces incomprensibles... ( Carlos Fisas, Apasionadas y apasionantes)
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