Los radicales, sobre todo cuando están organizados y tienen ansia de dominio, están obsesionados con la pureza (lean el apasionante Pureza y peligro de Mary Douglas). Una pureza homicida. Acostumbran a ser gente de «rectos principios», en el sentido de estar apegados fuertemente a unos valores y a la defensa incondicional de su comunidad. La bipolaridad en estos casos es extrema: cuanto más sectarios son, más agresivos se muestran con los demás. ( horrach)
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
26 de agosto de 2014
Democracia e impuridad
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