Las ciudades no , las ciudades reciclan su sustancia y producen una falsa impresión de siempre vivas, pero en los pueblos ... En los pueblos, puede que bajo los efectos de un día sofocante, cuando solo se atreven a salir a la calle las comadres para formar sus corrillos o los muy jóvenes para ventilar sus amoríos, detrás de las puertas desvencijadas y las fachadas desconchadas, y mucho más en los desiertos solares donde antes vivían gentes, en los pueblos se percibe la desolación y la muerte, sin que los ralos jazmines vayan a convencerte de lo contrario. La burbuja inmobiliaria nos ha hecho cobrar conciencia del Dasein: como dicen los buenos gobernantes, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Vivir en sí ya es un exceso.
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