«El más joven /25 años, creo/ me soltó, así, de golpe y porrazo, un hostión colosal que me tumbó literalmente», recuerda Ricardo /70 tacos y esclerosis múltiple/. Un golpe al que habrían seguido «patadas por todo el cuerpo». Aún se siente dolorido, reconoce. Pero la peor suerte la tuvo su pareja, Luis, de 53 años. ( Ideal, Almería)
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