25 de septiembre de 2010

La ciencia de los perros, III

Un pensamiento o una palabra tocan el timbre, abrimos, plantan su pie en la puerta para impedir que cerremos... y ya estamos perdidos.

No hay nada más material, ni más venenoso, que un pensamiento o una palabra. Los hombres no mueren de amor o de desamor, sino de pensamientos y de palabras.

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