1 de agosto de 2010

Progreso

Nunca hubo tanto imbécil con poder ideológico. El daño está hecho.

El poder le añade a su mediocridad lo que no pariría ninguna conversación de igual a igual. A fuerza de costumbre, los políticos serán reconocidos como los más inteligentes, sin necesidad de haber pasado por ninguna Facultad de Dialéctica.

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