7 de octubre de 2008

Valor y precio fundidos

No sé si mi amado y odioso Bloy llega a cuantificar el asco que le provoca la puesta de largo social de la presunción, en academia y parlamento, o si esto de la náusea es una impresión de lector rencoroso extraída abusivamente de lo que el acre francés escribe. A mí, en todo caso, me gustaría que hubiera una fórmula para calcular el asco, un cociente entre el fastidio que ocasiona el vestido del pavo (humano) y el valor real que se le concede, y que cada uno ponga en el denominador lo que considere oportuno, a ver si se le hace infinito como a mí.

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Éds. Robert Laffont
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N. llevaba razón: los juicios morales manan del resentimiento. La bondad del veneno. Padre e hijo en la casa del ego: en las tribus no hay moral, sino acción y reacción del cuerpo social. (Una conducta de máquina en lo orgánico.)

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