16 de septiembre de 2008

Habría que pensar...

... que lo que se dice queda [en la memoria ajena]. Sobre todo las estupideces que uno fue soltando por ahí como nada más que comentarios intrascendentes... que luego pueden revolverse de una manera no tan inocente...

***

El único deber decisivo tendría que consistir en no hacer daño, en inmovilizar de algún modo la rueda continuada del dolor, no en salvar a alguien o a todos. Ahora bien, aunque hayamos renunciado a esta escatología del resurrexit en cuerpo y alma, no se ve de qué forma prescindir de una segunda oportunidad, que todos tendremos que concedernos para solventar los males que no nacen del fondo del alma sino de la necedad.

No hay comentarios: