19 de agosto de 2008

Modernidad

Por un efecto del recuerdo, del que no encuentro a mano la explicación, el pasado se me presenta en blanco y negro. Así,

el amarillo del borde de las aceras,
el azul en las terrazas alfombradas de los bares,
el bebé en brazos de su madre joven al otro lado de la calle,
el reflejo pálido de las farolas en las paredes crema, al bajar la cuesta,
el brillo argentífero de la luna al alzar la vista,
la transparencia de verdad del agua riente en su metal puro al caer,

todo esto que observa mi alma insular y pagana, errante un rato, solamente ha de producir un resto monotono, que es el que transporta la mirada de los viejos en los puentes cuando me cruzo con ellos, indecisos.

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Cuando se olvida una palabra, se olvida una palabra, y no hay otra (ni palabra, ni más explicación que dar).

Parece, nos parece, que se olvidara la Palabra. Merdre!

Milagro cuando retorna (sí, retorna) como un rostro un ser un tiempo---

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