31 de mayo de 2008

Olvidos culpables

Nos hemos olvidado de don Ramón de Campoamor, sintética síntesis de la retroburguesía española (carca, provinciana) del siglo XIX. Su modernidad debía limitarse al té. No obstante, haríamos bien en separarnos un poco del presente, volar hacia el futuro imposible (para nosotros) e intentar apreciar cuántos campoamores (y cantamañanas) andan por ahí sueltos. ¿Seremos alguno de ellos? Bastaría con sonreír a la tontería que impera.

¿Que no impera? Ah, entonces eso prueba que ya ha ganado, que se ha convertido en aire.

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El hombre, el poeta (sin acritud, eh!):


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Investigaciones un poco absurdas (practicadas en mi mundo):

694 resultados en Iberlibro (544 en España).

117.000 resultados en Internet (no todos han de referirse directamente al escritor; redundancias aparte). El artículo de la wikipedia bastante escaso, por cierto.

958 resultados (ejemplares) en las Bibliotecas públicas españolas; los resultados de la red de bibliotecas universitarias (rebiun) no son fiables, pero hay menos todavía.

46 apariciones en el isbn español (página que se ha mejorado para mal, la verdad). El último libro públicado de R. de C. es de ¿2003? (sus obras ¿completas? en Pentalfa). Humm! No, hay más de ese año, y un antología poética de 2005... Están también las obras filosóficas editadas por la Fundación Gustavo Bueno (2 vols.)...

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Me cito a mí mismo, el autor infame:

Ridículo: Pedir la claridad, luz cartesiana, cuando no debe haberla, cuando el lenguaje se ha ido de fiesta---

Esto me sucede cada vez que intento comprender una proposición. Al final se acaba desgajando el signo (los elementos de la proposición) de lo que supuestamente significa. No existe el significado o no existo yo. Sé que la historia de la razón es coetánea de la de la locura, si no son genéticamente lo mismo; con estos nombres, tan académicos (Descartes vs. Foucault), o con otros (Apolo vs. Dionisos; qué sé yo). No basta con tener el DRAE a mano para hablar con la gente: debe haberse roto el contacto con la gente, en la conducta visible o en el "interior" cerebral (mente = traslado o traducción del mundo externo), para que el síndrome de Lord Chandos tenga lugar. Puede haber sucedido con la primera impresión de extrañeza del mundo. Quiero decir que puede haberse originado ahí...

La multiplicación de las palabras cuando se ha perdido la fe en ellas (ergo, en uno mismo) no mejora las cosas, ni la comprensión. Bueno! Lo estoy diciendo todo al revés, luego no lo digo. Éntrese aquí el principio de contraposición: si funciona el contacto, si no hay corte entre interior y exterior, si, en suma, funciona un yo integrado e integrador, el lenguaje (lo mismo que el yo, idéntico con la bendita razón) ha de fluir sin enfermizas premuras, toda la fiesta que quieren los sentidos realizada al fin...

Pero no estaría mal, me convenzo a mí mismo, considerar el Discours fundacional como el artefacto simbólico de un paranoico, loco por tener razón (verdad) a toda costa. Me parece extravagante que se pudiera pensar que no es así. Sostenido de otra forma: considerar la seguridad como síntoma de una enfermedad. Lo que implica tener por inconcuso cimiento la radical incerteza. Your N.

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Sorge + Sein zum tode = 0 :

"Las preocupaciones se pierden con el tiempo." (R. de C.)

Debe ser que te acabas acostumbrando al proyecto deyecto, que ya no te atrae el ser cabe. Al principio impresionan estas cosas, cuando te las dicen. Ya sabemos que los comienzos son difíciles y uno piensa que no va a estar a la altura. Pero que al final las cosas salen.

Imperativo categórico:

"La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en hacer lo que se debe." (Idem)

Hombre!, ¿como va a ser lo mismo la inclinación patológica que la más pura representación de la ley moral que vivo en mi sentimiento (corazón) y conozco por mi reinen vernunft? Nunca.

Nota: siempre que el Google sea fiable, que no lo sé.

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A partir de kafka (sic)

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Llueve, luego tengo sueño; tengo sueño, luego llueve (no importa el orden al decirlo).

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Sujeto, objeto:

La pretensión de convertir las dudas ridículas en motivo de alegría y conocimiento, esta sana intención no la he podio llevar a cabo nunca.

De manera que solamente quedan los datos del problema, que soy yo, que no existo.

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Imposible entresacar alguno entre los aforismos de JRJ (de la selección que con el título Río Arriba coeditan Visor y la Diputación de Huelva, 2007). El 99, 99 % son magistrales. Lo clásico ES. JRJ existe.

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No hay como ser generalmente despreciado para cobrar una conciencia ultrasensitiva del valor.

30 de mayo de 2008

Realismo socialista

O lo contrario:

No estaremos de acuerdo con la idea de que la escritura comprometa la vida y su tiempo. Lo que figura en el texto no determina ni ha de disminuir un ápice la libertad.

Otra cosa es que la vida se comprometa en el texto. Éste aparece como un tejido que no deja pasar casi nada: que la verdad trasluzca, así, sin arrojarnos a la cara, como una brutal presencia, sus aceras de sombra.
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Comment, a propósito de Ph. Nemo, ¿Qué es Occidente?:
MLL said...

Por lo que llevo [leído] es un recorrido por la historia de la polis griega (la libertad, en diversos sentidos), la ciudad romana (el derecho), la cristiandad, etc., como fases que solamente se han dado en... donde ya sabemos. El peligro del libro (muy bien escrito) está en la argumentación ad hoc, y en admitir como contribución positiva de la cristiandad lo que quizás sea una contribución negativa, si es verdad que el judeocristianismo lo que realiza (realmente) es el alejamiento de Dios del mundo, la des-religionización. Si lo entendí bien es la tesis de Marcel Gauchet. Dicho en la clave política: una vez que la libertad está dada, aunque de Dios venga, no hay puertas que la cierren, y de esa liberyad vendrá todo... Occidente. Pero no es tanto una contribución positiva como una especie de trampa que la religión se ha tendido a sí misma, y que a algunos nos parece admirable: porque nos deja sin sentido, y nos obliga a buscarlo, y a mirar (entretanto) la belleza---
11:09 PM
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(Juan Ramón Jiménez, Río Arriba. Selección de aforismos, Visor/Diputación de Huelva, 2007, p. 77)


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Ridículo:

Pedir la claridad, luz cartesiana, cuando no debe haberla, cuando el lenguaje se ha ido de fiesta---

29 de mayo de 2008

Esperanzas para Nepal

Después de la caída de una monarquía de 240 años de antigüedad un jefe de la guerrilla maoísta puede ocupar el poder en el nuevo régimen republicano.

Lo importante es que se siga manteniendo la fundamentación del Estado en las leyes de la historia, divinas o humanas.

...

Sí, sigo pensando, ya por la tarde, que los nepalíes tienen una gran suerte al sustituir una monarquía de derecho divino por una república de derecho totalitario.

Una gran suerte. Pero ya veremos: imprevisible historia---

Luego está el cansancio, la edad y las obligaciones, aunque sean gratificantes.

Pero nos hacen viejos.

Bah!, a tomar viento la vejez!

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El inmodesto:

Consideraba él la gran injusticia que había cometido JRJ adelantándosele cuando sostuvo (JRJ) que las armas pueden destrozar el ala, pero no el vuelo: como que la verdad y el bien acaban imponiéndose, que no hay derrotas definitivas para el hombre, que siempre queda espacio para el dios. Esta injusticia juanramoniana figura en una preciosa edición de sus aforismos coeditada por Visor y la Diputación de Huelva. Lo que sostiene JRJ es más o menos lo que yo he dicho (no tengo el libro a mano, sino muy lejos: en el coche), lo que sostenía él (mi ego/ficción) no lo recuerdo exactamente, tendría que mirar el archivo.

La moraleja de este asunto deberá estar en algo así como la trampa que nos tiende el tiempo, que unifica los lenguajes (salvando las distancias; pero en general es cierto que nihil novum... ) alejando a las personas, tan distintas unas de otras (en apariencia) en la flecha del tiempo, en ese orden convenido del pasado y del después que Aristótles puso en movimiento (lo pensó).

El libro de JRJ:

28 de mayo de 2008

Cinismo

Sin tensión corporal:

Para un punto de vista que estima ser la vida de los seres humanos un todos contra todos, la tristeza mostrada constituye una baza para el contrario. A partir de ahí estaremos plenamente perdidos y más nos valdría entrar en la Trapa.

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Cansancio...

Miedo...

Pues ni un instante la felicidad puede aposentarse en el espíritu...

Digamos que no se pueden escribir estas cosas creyéndolas.

Que no se pueden escribir y vivirlas.

Que no se puede pensar así---

Pero estas cosas son reales. Se dicen, son reales.

Por ejemplo, Ionesco en su patético diario "final" La búsqueda intermitente (Gedisa)---

Tanto más asombroso el diario porque su imperfección lo hace más verdadero: confesión de derrota, confesión autobiográfica de quien no tiene más que compasión---

No creeríamos a un hombre feliz, pero sí a alguien que intermitentemente busca a Dios, a Dios en el hombre: porque el viejo Ionesco es un cristiano que se busca como tal, adorando (¿de lejos?) la figura del hombre joven (Jesús) que se sacrifica (Dios se sacrifica, según la fe).


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De la Biblioteca Pública Municipal "Poeta Juan Berbel" de A., este libro breve y polémico:

27 de mayo de 2008

Ataraxia

Una máscara contra las otras, una que no necesita carnaval ni fiestas de la carne; ascesis filosófica, difícil de llevar y compartir---

La máscara es visible: los demás tienen ojos---

Pero no apartes de mí este cáliz, diría aquél, el de los instantes, todos, afirmativos---

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De Cioran, Historia y utopía, que no he leído bien, me quedo, de momento, con el hermoso final, utopismo del utopsmo, inconcreción fructífera: nostalgia y esperanza como restos, anhelos, de un absoluto prohibido en la historia, en el tiempo de los relojes---

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Adepto de la secta popperiana, enredado en sus argumentos (con este tema se podría pintar el cuadro de situación):

-Me equivoco a cada momento -tiene que confesarse a sí mismo, nadie le escucha-. Falto de una verdad con la que comparar mi error, mis errores en cadena, soy incapaz de hallar esa verdad básica que me haría falta. Preso en el círculo, presupongo continuamente a Dios, lo sé. Sin poder determinar su virtud o engaño.

¿Cómo figurarlo? Un pensador... , un cínico quizás... , un desesperado... , alguien perdido por su resentimiento...


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C. Milosz, Abecedario, Turner/FCE, 2003, p. 44

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Después de toda esta bibliografía secundaria mal digerida es poco lo que se puede concluir. Una intuición, puede ser que no del todo falsa, solamente un apunte de verdad: la claudicación de la razón y la libertad enfrente de la ideología. De cualquiera, en cuanto nos promete verdad y salvación. ¿Ateos? No, más creyentes que nunca; porque el ateo puede creer en todo (me parece que lo dijo Chesterton).

26 de mayo de 2008

Reglas de correspondencia

Tengo una ignorancia muy atrevida:

Defino el absurdo como la falta de un texto que soporte (To support = en inglés, apoyar, ayudar) a otro, un texto manco (del fr. manquer = faltar; [pero antes del latín]).

Vaya esto por la ininteligibilidad de Rinoceronte a falta de un discurso afirmativo; y en esto que la ignorancia (mentada arriba) viene aquí propiamente, porque, en tanto irresolución e irreflexión consentida, constituye el acto (más bien sistema de hábitos, en tanto actos cristalizados) generador de las transformaciones socialmente indeseadas.

Socialmente indeseadas por el imperativo ético, por el humanismo (el discurso afirmativo). ¿Que esto no supone nada (que el humanismo murió cuando lo de Dios)? Ya se verá cuando falte (por completo).

Rinoceronte de Ionesco

El mal se va extendiendo sobre las apariencias triviales, por encima de las conversaciones azarosas, empezando por la visión de un accidente---

...

No lo diría como lo he dicho (aunque ahí lo dejo), sino de otra forma:


De un incidente trivial que pertenece al sueño: un gato aplastado por un rinoceronte; de la cháchara subsiguiente acerca de lo que se ha visto; de esta escena absurda derivan los hechos. Habrá de ser verdad, sin embargo, que los hechos se han iniciado bastante antes, para que ahora se puedan manifestar, invadiendo poco a poco la conciencia de los seres, hasta lograr su... transformación. Las personas se convierten en bichos, y esta metamorfosis lo mismo se puede expresar desde el interior hacia afuera (Kafka) que desde un punto cero narrativo ("que nada se sabe"), confiando en la presencia cada vez mayor de las bestias y en el miedo (irracional) que producen. La multiplicación de los bichos (que no parecen fieros, salvo el accidente del gato, sino más bien seductores y amables... si tuvieran algo de humanos) se produce mecánicamente, como por una necesidad de las cosas a la que nadie pudiera sustraerse si se manejara con inteligencia y prudencia (si fuera como todos, como es debido). Puesto que la transformación ha ocurrido según la libertad de cada cual, no estará bien protestar demasiado de (contra) este relativismo valorativo benéfico que se va haciendo normal. Después de todo, siempre podría uno romper su máscara de costumbre, tan absolutista ella, y no crearse problemas, ni verlos. La verdad no es que esté en los detalles, sino que al ser el todo de la situación se corre el peligro de ser parcial e injusto con ella, puesto que siempre se va a perder de vista algo. Dejemos las cosas ser, que pasan según razón y justicia cósmica. Aunque no se nos dieran muchos detalles al respecto (ah, el detalle!), acabaríamos comprendiendo que el texto debe ser convertido en otro texto, según una cierta clave: la evolución específica, de hombre a animal; la invasión exponencial del espacio (cada vez más visibles, cada vez más) por parte de los brutos simpáticos; toda esta mecánica del teatro deberá ser llevada al tiempo y los hechos que pasan porque libremente se deciden. Lo que se cuenta es historia, la historia humana con un leve desplazamiento obtenido por la sustitución de uno de los elementos categoriales básicos por el otro que se le opone: en vez del tiempo, el espacio; en vez de la cultura (libertad), la naturaleza. No hay un todo, que sería inenarrable (sabemos que, al límite, ser = nada), sino una extraña metonimia o despersonalización: si el todo sólo se puede señalar por la otra parte complementaria; si los procesos sociales son convertidos a su figura inhumana. De esto último dependen las ciencias humanas para su constitución epistémica y fijación en la academia. Es decir, de una reducción de los actos de la conciencia a otros elementos de tipo mecánico: inconsciente, lucha (económica) por la vida, etc. La racionalización viene después. Vendrá, nunca falla. Consiste en esa perversa admisión modernista del "ser" como "debe" que hacía estallar de rabia a la secta humeana. Vale que hay "debes" entre las cosas, y está bien que los haya. El absurdo se origina cuando no aparece ninguno y se sacraliza el conjunto de los sucesos, convirtiendo la matemática probabilidad en querencia divina, y el quebrantamiento individual en pecado imperdonable. De forma que la paradoja resultará de que el único que no se aviene con la inhumanidad normal se queda, por esto mismo, al margen, como un criminal de la conciencia, alguien que podría escribir diarios (Orwell), o describir el funcionamiento delictivo de las ideas contra la carne (Ajmátova).

25 de mayo de 2008

El periodismo contra la verdad


Llama la atención que los periodistas de derechas, habitualmente tan circunspectos y nominalistas (Oh, pequeño dios Occam, navajero; tú, tan detallista, amante de lo concreto) caigan en el error de la izquierda, el cual consiste en la referencia moral casi inmediata a la razón en la historia (Marx entendió como quiso a Hegel) y por lo tanto a una subjetividad consciente que no se llama Dios (nada más que) para poder distinguirse de los ocupantes de los escaños de la otra parte de la Asamblea popular, eclesiásticos infiltrados. Solamente por eso no se llama Dios, porque sus cualidades convienen por completo a la Providencia. De esta manera, en Chile, en 1973, triunfó la razón cósmica cuando el general P. (callemos su siniestro nombre completo) tuvo la intención de acabar con la incipiente guerra civil destinando los estadios de fútbol a otro fin que los goles. Siempre me pareció más verdadero, puesto que parcial, el gran documento de Patricio Guzmán (creo) que es La batalla de Chile: ahí no aparece ninguna conciencia que gobierna, sino las intenciones (de la izquierda) equivocándose. En esto sí lleva razón Paul Johnson (al que pertenece el texto reproducido, de la p. 195 de su Al diablo con Picasso..., excelente recopilación de sus artículos, Javier Vergara ed., 1997); es decir, en que no puede emprenderse una reforma radical de los asuntos públicos sin contar con una mayoría muy cualificada de la población. En realidad, las reformas radicales debían ser proscriptas, porque no pensamos lo que significa la palabra "radical": violencia y muerte. Porque se nos olvida la maligna condición humana.

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La inocencia indistinguible de la culpa, la culpa por empezar (como en esas peleas de niños que no se entienden nunca).
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Se nos va la vida, en la parte de las mañanas de los domingos, rastreando textos en Internet (artículos, ensayos breves, conferencias) para el trabajo de diario (valga la redundancia): textos fungibles, de leer, subrayar, explicar y opinar... que un pobre (de verdad) maestro da a sus alumnos a ver qué pasa.
-¿Qué va a pasar? Nada.
Luego una cosa me lleva a la otra: de M. Castells, M. Naim, etc., me voy a Ajmatova, sin moverme de los mismos archivos electrónicos de los diarios, a H. Tertsch, que me lleva a Vargas-Llosa, sobre Ajmatova e I. Berlin. Vuelvo a Arcadi Espada, que me conduce a S. Pinker y al mago V. Cerf de Internet. Todo esto sin haber leído una sola línea, para rellenar yo mi propio archivo de cuatro folios (en pantalla) de direcciones electrónicas. Veremos.
PS. No se escribe Ajmatova, sino Ajmátova. Pero es que me gustaría que las esdrújulas las pusiera el lector. Oh Yeah.
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Rinoceronte de Ionesco (Alianza): Por lo que llevo, ni sí ni no. ¿Lo contrario? Quizás el teatro no esté destinado al lector---
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Aunque opino que la obra se sostiene con un pre-texto---
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Digamos que el retardo de la acción, por mor del exceso verboso que solapa los diálogos del azar, pero (por detrás del ruido de la charla insulsa) que apunta al problema o núcleo dramático, digamos que el impasse excesivo del lector o espectador, que ellos sufren, facilita su sorpresa: en efecto, todo es uno, animal y humano---
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Por alguna razón inefable las inocentes letra e imágenes del videoclip de una canción ("Pa´Madrid", de El Barrio) lo sacaban de su desesperación---

24 de mayo de 2008

Esterilidad

Las pocas palabras necesarias parecen, finalmente, insuficientes: JRJ, Rilke, Ajmatova, los aforismos---

Están ahí, un cuadro perfecto en un museo eterno que nos deja mudos. Un museo eterno: ¿qué tienen que hacer los vivientes?

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Gracias a esta entrada de nohalugar no se me olvida algo que yo había pensado (algo que se había pensado en mí) y que representa más bien lo contrario de la mentada tecnologización del psiquismo. Era algo más sencillo y más específico: es verdad que Internet abre un mundo o archivo de textos (empezando por los libros que se pueden comprar) que de otra forma no habría sido posible. Sin embargo, ese mundo textual podría haberse conseguido de otra manera, bastante más tradicional: librerías, bibliotecas, libros que se pasan los amigos y los conocidos, títulos de las bibliografías, etc., etc. Si acaso lo insustituible de Internet radica en la facilidad de escribir: si hubiera estado antes a mi disposición antes hubiera sido yo -y muchos- un escribidor enredado---

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Hoy es el día. H es D. El lugar, Belgrado. La ocasión no la vieron los siglos, desde hace años. Se van a enterar los europeos, por si no lo sabían, de lo que es capaz la raza (las razas) subpirenaica. La ciencia o la filosofía nada pueden contra nuestra capacidad para el ridículo.

El Magno Rodolfo, la figura artística que un país necesita para destrozarse a sí mismo, para ayudar a arrojar al vertedero la idea de patria y de lengua. Esto lo digo riéndome para mis adentros, a sugerencia de un pequeño diablo que se me ha aposentado en el hombre y me apunta.

...

Era un país que perdió la vergüenza y cualquier traza de recuerdo de ella. Un país que se desangró en una diabólica y crudelísima guerra incivil. Que parece que se exorciza contra todo mal encanallándose, cuando no está culpando a la otra mitad de sus rancias telarañas mentales. El Magno Rodolfo no tiene culpa de nada de esto, hay que decirlo. Señor, la culpa es nuestra. Toda.

...

Era un país que despreciaba a sus maestros. Ellos también se despreciaban a sí mismos, por lo cual todo marchaba más rápido y fácil por su sendero de ruinas. En lugar de su saber y autoridad ponía la figura de una payaso mal pagado y boquiabierto, adherido a una máquina infame. El que mentía más que nadie decía que ahí, en el cacharro binario, estaba el verdadero saber y el futuro.

De un país así no hay quien se fíe, dicen los extraños.

...

Era un país que por un voto no (se) daba agua. Que estaba dispuesto a negociar con la sal, igual que lo hacía con la sed.

...

¿Dónde se fue tu idea, España? ¿Por qué abominamos de Ti? ¿Quién y cómo empezó todo, esta vergüenza y dolor continuados, tanta sangre absurda? No queremos pensar que la lengua de Dios la hablen hermanos de Caín...

...

No tengo yo más patria que mis recuerdos incompletos e inexactos, las vidas retiradas de los míos (este desconsuelo, mi tesoro, no me lo ha de quitar nadie; si acaso he de compartirlo con Dios cuando me toque). Y una lengua para decirlo y escribirlo, para comunicarme con todos. Qué más da que no te escuchen! la lengua va por su lado y ha de imponerse si es verdad. La lengua, las lenguas, puesto que son más de una y se traducen. Así es que yo comprendo el dolor de Ajmatova, por más que solamente pueda admirar la gracia de los trazos del cirílico de las páginas impares (¿son las pares?). Me basta con la traducción, me sobra para saber que Ajmatova sólo cuenta con las palabras para decir su ausencia, la de los suyos, y su angustia. Aunque las palabras en sus manos sean un arma de atroz belleza incontestable. De nuevo yo me contento con admirarla, aunque no haya Dios y hayamos de desconocernos eternamente. Porque compartimos la lengua (son diferentes, pero ya digo que las lenguas se traducen). La lengua, si es verdadera se impone.

Poco antes de morir, mi madre (que debía figurarse que a ella tampoco le faltaba mucho para dejar la vida) se lamentaba de sus dos hermanos muertos en la Guerra Incivil. ¡¿Qué había de saber ella de bandos y políticas, si lo que había perdido era su sangre?! Si había de irse, ella también, todos nosotros, yo, si había que dejar este mundo sin conocer las existencias truncadas, las cadenas particulares de aciertos y errores que se contienen en cada biografía.

Se puede ser compasivo, perdonar, todo eso. Pero que nadie me pida que abjure de la lengua (que nadie le pida eso a nadie, y que si lo hace sea maldito). La lengua es lo que compartimos, y es la hija del dolor. No llega a él, pero cifra su amor en sostener la verdad toda: de la luz y de la muerte, de los cuerpos y de la alegría. Si las palabras son verdaderas y buenas, que no dudemos de que la suma final ha de otorgarnos una ganancia.

23 de mayo de 2008

Errores, y ...

... los argumentos que de ahí nacen:

Si no tuviera conciencia no me dolería tanto---

No soy dueño de mi lenguaje. Ni siquiera de lo que digo, suponiendo que sean cosas distintas---

...

Item más: Si no tuviéramos conciencia (moral) nos daría igual la estupidez irreflexiva, cada vez que abrimos la boca a destiempo. A veces, a tiempo.

Me doy cuenta de que al ligar la verdad con la práctica del bien (si es que estoy haciendo esto) estoy, al mismo tiempo, vinculando la práctica del mal con un conocimiento de lo correcto y una voluntad, contradictoria pero querida y consciente, de lo erróneo---

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Confesiones:

Tiendo a caer en la redundancia. Lo confieso. En la entrada de ayer, en una de las entradas de ayer:

"Ha debido ocurrir que alguien le pregunta dónde estaba, dónde ocurrió todo. O ella se ha figurado que se lo preguntaban. Puede hacerlo, porque pensamos, ... "

Ocurrir... ocurrió. Digamos suceder... digamos sucedió. Bah, no importa. La vida: sucesos, acontecimientos, hechos... Nos limitamos a escoger sinónimos para distinguir los fenómenos (los nuestros) en el tiempo.


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Se murió finalmente este hombre, J. M. A., hermano de un familiar, sacerdote, cuarenta y tantos. Descanse en paz. No me gusta escribir estas cosas. Sea por la microhistoria o la intrahistoria, o lo que sea.

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Réquiem de Ajmatova, II

(Pues sí, ha de costarme. Me equivoqué o no me equivoqué. No sé. Lo comprobaré después.)

Ajmatova comparte el destino de su pueblo, encarcelada, una más. El oficio del escritor encuentra su fundamento en que esto no termine siendo finalmente así, en que no haya uno o una más que sea meramente un número en la estadística del crimen y las ideologías. Lo comprende intuitivamente quien no la conoce -iba a escribir quien no la comprende, pero sí que la comprende, intuitivamente- y le habla, a pesar de todo, en la fila de las presas---


...

Accedemos también nosotros a saber (aunque sin poder explicarlo) que el círculo lunar de la prisionera sentenciada, apartada de las demás, exiliada remotamente, refiere a esa mínima vida interior que no se distingue de la locura. Su claro del bosque, de ningún sol ni mañana ni comunidad de seres humanos, queda como el mundo único para quien ha sido extraído del reino de la normalidad.

La luna: lo que ella ambiciona, su horizonte de luz refleja e impura; su razón propia y ensimismada, el olvido de la lengua---

La prisionera sentenciada, lejana y sin voz, destinada al olvido: para ella escribe Ajmatova, no lo olvidamos -también- nosotros---

Ella, nosotros, todo un país pervertido por la ideología: martirizado para que no haya testigos.

¿Qué clase de verdad es ésta que, utópica se dice, se quiere imponer matando, torturando, clausurando? Un veneno mental tanto más peligroso cuanto que propende al retorno---

22 de mayo de 2008

Réquiem de Ajmatova, palabra de vida

Leí el breve texto de Ajmatova en una noche ansiosa, sin motivo (sin motivo la noche, ni la lectura). Tengo aquí el libro delante, junto a la torre negra del ordenador, a mi izquierda. Cátedra, 2006, 1ª ed. de 1994, versión bilingüe de J. García Gabaldón, que también firma el largo estudio introductorio que, perdón por ello, no he leído, todavía. Cátedra, colección Letras Universales, cubierta blanca con un cuadro en portada de Ajmatova pintado por N. I. Altman. Qué nariz más extraña la de esta mujer. Barato, el libro, 8, 99 ers., comprado en Diego Marín, en Murcia el 28 de febrero del año pasado. Un precio ridículo: puesto que me ofrece una Verdad, por casi nada, su valor tenderá a infinito, si debiéramos juzgar de estos asuntos de la palabra poética con el verbo ecuánime, exacto, de los matemáticos. Yo no soy capaz de esa exactitud, aunque sí me siento un poco responsable de prolongar con mi torpe luz las palabras de Ajmatova, y ayudar al viento frío (o cálido) como se dice de la palabra de otra grande, Tsvetaieva, que las pone en circulación, de aquí para allá, sin límite de tiempo (lo dice A. Trapiello). Si me creyera yo con algún tipo de valor no me atrevería a esto, a ver y escribir por mi cuenta lo que los versos (traducidos, pero no debe importar cuando se trata de verdades), lo que los versos de Ajmatova pueden decirnos, muchos años después y en lugares muy diferentes, a personas que quizás no lo hayan tenido (como es mi caso) tan negro en la vida, que no hayan tenido que soportar la tragedia totalitaria y que no hayan tenido que ser considerados parásitos por dementes ideólogos, como le pasó a J. Brodsky. Extendiendo la conversación sobre estos temas la culpa nos puede cercar indebidamente: quién sabe si nosotros mismos, pobres maestros, no somos igual de injustos con los jóvenes!

Ella dice así:

"No, no estaba bajo un cielo extraño,/Ni bajo la protección de extrañas alas,/ Estaba entonces con mi pueblo/Allí donde mi pueblo, por desgracia, estaba." (1961, pone al pie de los versos de iniciación; años después del dolor).

Ha debido ocurrir que alguien le pregunta dónde estaba, dónde ocurrió todo. O ella se ha figurado que se lo preguntaban. Puede hacerlo, porque pensamos, estamos acostumbrados a ello, que ningún mal (que no sea de la naturaleza o enviado por Dios) debe venirnos normalmente de nuestros ciudadanos. Sin embargo no nos sorprende demasiado la respuesta a la pregunta que no se encuentra explícitamente formulada en el inicio del poema: estamos realmente acostumbrados a no poder acostumbrarnos, a que la crueldad salte entre nosotros, a que sea propagada como la peste por las altas esferas. Los políticos serán necesarios, pero ni los poetas ni nadie harán bien en confiar demasiado en ellos. Lo que sucede, dice Ajmatova (lo escribe, pero porque lo dice: lo vemos), lo que sucede ha ocurrido en su país, entre su pueblo, sobre el que se ha posado una desgracia. Allí estaba ella, de testigo. Todos los son, incluso los muertos, pero hace falta que alguien se decida efectivamente a ejercer de testigo, y que no lo maten. Con fecha de 1 de abril de 1957, en Leningrado, Ajmatova firma su decisión, y provoca que yo esté ahora escribiendo (yo, el pequeño, que hasta anteayer no había conocido estas pocas palabras necesarias e inmortales). En una cola de la prisión alguien la reconoce. Ajmatova ya no era una mujer joven. Estaba cerca de los cincuenta, pero como su rostro debía ser impresionante alguien tenía que fijarse en él (no será ésta seguramente la razón, no importa), en la cola que los canallas habían creado: porque su utopía se había traducido en prisiones, pero no había podido con el amor, con el interés de los seres humanos por sus prójimos. El miedo no puede con el amor, si el amor es firme. Alguien, entonces, detrás de Ajmatova, le pregunta a ésta si puede escribir aquello, si puede describirlo. Alguien que no conoce a Ajmatova, y que no sabe que los escritores, fabuladores de posibilidades al infinito, pueden describir cualquier cosa que se les antoje. ¿Lo sabía Ajmatova, sin embargo, a pesar de su oficio? Una entre el pueblo, dentro de la cola miserable, al azar reconocida y preguntada, puede distinguirse de él, de su silencio, diciendo lo que ve. Quizás le faltaba la voluntad. O no. En todo caso, es cuando Ajmatova contesta con un breve y rotundo "Puedo" cuando quizás su voluntad se pone en marcha. Soy muy torpe... Perdonadme. Pero no sé cómo decir lo que pienso de lo que anota Ajmatova: porque cuando ella dice que sí, que puede, ve que una sonrisa apunta en el rostro de la desconocida. No ha de ser porque confíe en que su amigo, su familiar, su hijo, vayan a salir con vida del encierro. Puede que en esto no confíe demasiado, sino en algo más inhumano e inmortal, un asunto sobre el cual no podemos decidir todavía del todo y que, ajeno y encima de nosotros, nuestras pasiones y odios, nos salva: la verdad. El escritor puede escribir la verdad, para que la lleve el viento de un lado a otro. Para que los lectores la cuenten o la comenten. Es tan fácil, apenas un comentario escolar. Un libro tan barato. No ha de costarme nada...

Saloons

La timidez toca a las puertas de los salones de la locura. Los que ya están dentro, cuyo nombre callaremos, le abren, la dejan pasar y cierran la puerta detrás de ella. Afuera no queda nadie. Esto ha ocurrido, parece ser, merced al tamaño de la culpa de este ser vergonzoso: pues ha sido por sus acciones por lo que han perecido los dioses y las madres. No podemos nombrar a los que hay dentro, ya lo he dicho. Dejemos que nuestra piedad nos gobierne por un instante. En realidad, lo que está dentro es el pasado. Sobre el presente nuestras contradicciones nos impiden tener un punto de vista adecuado, verdadero. En cuanto al futuro, hace falta tener mucha esperanza, y nosotros no somos de ésos.

Lo que está fuera... Lo que no queda fuera, más bien, porque finalmente no queda nadie, ¿qué es? Esta ausencia... me parece que es la incomunicación, el sinsentido de la lengua.

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Indignación:

(Inquisiciones) Hay espíritus sombríos, yo los llamo espíritus-cuervo, que sin saber nada de la libertad real, se llenan la boca de ella, y de los derechos. Si los oís sin conocer el nombre, la ira ascendente, el ardor que escupe las palabras, va dando claridad a las brumas de lo que, al azar, comenzasteis a escuchar en esa emisora, esa tarde. Libertad, sí, pero os meterían en la cárcel, si pudieran, y es verdad que utilizan la palabra “cárcel” en su alocución. Os meterían en la cárcel por opinar o, meramente, por prever. Porque vuestras previsiones serían signos de vuestras creencias ocultas, para las cuales no os concede derecho esta voluntad vampira que, estúpidamente, dejamos que nos arroje su odio. No, estos espíritus airados, vestigios de una intelligentsia ida, renacida ahora con otros ropajes, no permiten que las cosas sean. A ellos no les va la poesía, sino la violencia filosófica de la peor especie (estoy utilizando sin permiso, yo soy así de liberal, los términos de María Zambrano), aquella que se impone desde unos dogmas primeros y altísimos y que, en coherente desvergüenza, cinismo y crimen, pretende transformar los cuerpos y almas concretos en fantasmas flaquísimos, los objetos adecuados de sus ilusiones de santidad.


***

Un ser que deja atrás nada más que el vacío y entra en el salón para quedarse, con todas las consecuencias... ¿Hay algo más poético y digno que este gesto? Pensemos que se decide a hablar el único lenguaje que quebranta las reglas: porque no se habla más que para uno mismo, en una intimidad plena que, sin embargo, no ha renunciado a la verdad---

No va a ser fácil su vida: con este álgebra de metáforas, en soledad, confundiendo su mar -el ruido interior- con el silencio. Así lo verán desde fuera: callado o agresivo, nunca un hombre que vive en común---

Estos seres nacen de cuando en cuando. No vamos a pedir, encima, que sean felices. Su vida y desgracia (lo mismo) dependen de su libertad. No son inteligentes, no lo pretenden, sino que el lenguaje ha venido a vivir en ellos y ya no pueden abandonarse mutuamente: ni el amo ni el esclavo (éste es el individuo apresado en las cadenas de la lengua, que se ha acostumbrado al error de pensar que en esa estructura soberbia de cristal y transparencia -esto se cree, nada menos- está algo así como la verdad viva).

Me doy cuenta de que ya he trazado la función. Pero no sé quién va a ser el infortunado en satisfacerla.

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Contrafáctico:

Yo no vivo para contarlo. No. Yo sufro y lo cuento. Sufro para contarlo.

21 de mayo de 2008

Jornada de huelga

Nada, que algún día habrá que analizar las formas y efectos de este maoísmo blando que va arrasando con los últimos vestigios de la enseñanza y el humanismo desde hace más de veinte años---

Lo tendrán que hacer los hombres venideros, porque los afectados estamos, más que otra cosa, asqueados del ninguneo y la pasividad social (de todos): hastiados de esta estupidez reinante que ve mal que quien ha aprendido algo, lo quiera enseñar, aprendiendo (para ello, por ello) más todavía... y así sucesivamente (una espiral virtuosa, un grato feed-back). En lugar de esto, que sí que es una vocación, se pretende que seamos educadores sociales (misioneros laicos de vocación) y culpables de todo. Hágase la deducción: si la educación es, a priori, social, cualquier fracaso de la sociedad será imputable a los educadores.

Todo esto resulta estúpido, y de estúpido, suicida (diría Sócrates, la prudencia y hasta el sentido común)---

Se pagará---

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Otras cuestiones (las válidas y verdaderas, las vocacionales, los deberes... ):

Visita a la Biblioteca Municipal de H. O., la mejor de la zona (y que, además, me tratan muy bien, a pesar de mis retrasos en las devoluciones: Merci!). Me traigo dos joyas: Rinoceronte, de Ionesco (sí, no lo he leído), y Abecedario de C. Milosz. En Correos, otra joya (que pago yo): también de Ionesco, la que puede ser (es) la tercera parte de sus diarios, La búsqueda intermitente, en Gedisa---

A base de libros estoy arruinando mis cuentas, las bancarias y las mentales---

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Magnífico lo que llevo leído de


, que recogí esta misma mañana de Correos---

-¿Por qué magnífico?
-Claro, se debe justificar la opinión. Porque Ionesco dice lo que piensa. Porque es un espíritu religioso, alguien que busca la trascendencia. Porque el texto suena auténtico---

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No tiene nada que ver:

Aborrecí el cine hace como una par de años (más o menos, no soy nada fiable para las fechas), creo que a causa de decir que no me gustaba el cine y que no entendía las películas. Esto dejó de ser retórica, en realidad nunca lo había sido, y he acabado comprendiendo que mi espíritu (más corto quizás de lo que yo me creo) no está preparado para la era de la reproducción técnica (more Benjamin), y eso que llevamos en el asunto más de un siglo (yo, algo menos)---

Séase:

Que no consigo comprender las narraciones, como tampoco entiendo lo que pasa por la vida. El calificativo no hace falta decirlo. ¿OK?


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Coincide la máxima humillación y duda del espíritu con el peso insoportable de los términos del lenguaje. Hay que conducirlos y examinarlos uno a uno, sin que exista seguridad de que la comunicación pueda ocurrir. De lo cual deduzco que la construcción de la sociedad tiene que basarse, o por lo menos suponerlo, en un sentimiento de alegría o encuentro. Quien celebra la fiesta se pone de acuerdo en los significados; a la inversa, quien ha cerrado el trato lingüístico tiene que hacerlo saber y festejarlo. El lugar de los filósofos me parece bastante claro en este asunto; el de los poetas no tanto.

20 de mayo de 2008

Sloterdijk on N.

Me iba temiendo algo así: el socratismo representa una figura del espíritu dionisíaco. De otro modo: la filosofía constituye la memoria y el olvido (uno y lo mismo) de un fondo trágico---

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Que tu tarde no sepa de tu mañana, que la libertad se haya olvidado de las mezquindades del trabajo---

Agradece a tu tiempo, el de la Europa postrevolucionaria, que ahora no todos los poetas tengan que morirse de hambre. No han de esperar ser ricos: solamente porque hablan---

Hay quien tiene recursos (de cualquier tipo), tú tienes tu soledad. Tienes más de lo que necesitas porque tampoco eres poeta. Únicamente aspirarías a polígrafo (con p), que es cosa de prosa y además difícil y mal pagada.

(Entre nosotros: me ha dado cuenta de que cuando no se piensa se puede llegar a ser feliz. Y no existe el tiempo. De lo cual se deduce que pensar es discurrir los pensamientos en orden o en desorden, pero sucediéndose.)


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De verdad, que es muy barato. Que no tiene precio:


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Días extraños:

¿Qué somos?

¿Quiénes somos?

La lengua es...

Productos desconocidos del cerebro: lo que soy espontáneamente deniega mi libertad.

Individuos de la humanidad en sus comienzos, no hemos aprendido a prescindir suficientemente de los dioses. Pasarán ellos como pasaremos nosotros (se confundirá su ceniza con la nuestra; ni la ceniza quedará, sino un desasosiego en alguien, como mucho). Eterna la Idea de la Subjetividad.

19 de mayo de 2008

Con los buenos sentimientos...

... no surge la buena literatura: no resulta posible evadirse de este mundo de sufrimiento hacia otro más puro y posibilitante. El Réquiem de Ajmatova (ed. Cátedra) padece de ese lastre de la literatura-verdad, del documento de vida---

Para evitar considerar al Réquiem mala literatura habría que pensar, quizás con más justicia, que procede de malos sentimientos, pero que siguen siendo verdad---

...

O evitar darle más vueltas al asunto: el Réquiem no es literatura, ni buena ni mala, sino un testimonio grandioso del dolor más íntimo y puro. Y si hubiera que elogiarlo, lo que me parece que no significa nada, me permitiría tomar prestado lo que dice Andrés Trapiello (en Los hemisferios de Magdeburgo) de las palabras de Tsvetaieva, otra de las grandes: que son arrebatadas del suelo por un viento helado que las va llevando por todos los lugares. Lo cual me parece uno de los elogios más bellos que yo haya escuchado nunca acerca de la obra de otro, puesto que supone eternizar lo que ha dicho alguien que, como Tsvetaieva, no es ni un cuerpo en una tumba: solamente el dolor anónimo inmortal. Lo que eterniza, por su parte, Ajmatova es su privadísima pasión, la prisión del hijo, la muerte del esposo, extendiéndola a cualquiera que sufre, considerando que en el recuerdo de la infamia es únicamente donde se puede construir su monumento---

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¿Cuándo empezó todo? Fue con los padres, que no supieron o quisieron educarnos… Que pensaron en ser padres sin saber los deberes que adquirían con el hijo. Luego fueron estropeándolo todavía más, añadiendo desidia al crimen primero, cometiendo nuevos crímenes en la educación del hijo. Nunca era bastante el daño que se le podía hacer al inocente.

Los hijos se convierten en los padres, vuelven al mismo error…


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Ayudan después los maestros, unos y otros, con su maldad, ignorancia, cobardía, volcando su ira sobre el niño, encima de un ser que todavía no está maleado del todo, como ellos...

(Qué fácil nos es escribir estas cosas y gritarlas. Fácil denunciar la falta de libertad responsabilizando al otro, a todos, al Otro. Fingimos creer que una persona librada a sí misma encontraría, por sí misma, el paraíso. No. Encontraría la muerte, la esclavitud suya o la de otro.)

Hablamos así, lo pensamos y lo escribimos, porque lo dicta la piedad, a causa de entender demasiado poco los hechos desagradables que se nos presentan a la vista: la violencia entre iguales, la incomprensión hacia los niños, tan fácilmente reproducible, los malos modos, la mentira. Por piedad advertimos que algo va mal, la primera vez que nos equivocamos, o que vemos que otros lo hacen... Por compasión, sin saber si nos equivocamos al sentirla, si no somos el objeto oculto de la compasión, llenos de miedo...


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De este título figura un solo ejemplar en la red de bibliotecas públicas españolas, y tampoco es que haya muchos en la red de bibliotecas universitarias. ¿Tan malo es? No creo que fuera inoportuna una lectura "en paralelo" de esta novela (encubierta autobiografía) de redención religiosa (caridad y amor) con alguno de los textos (encubiertas autobiografías) de Nietzsche. La atrabilis católica Vs. la atrabilis pagana (criptoprotestante). Una reacción similar, pareja en el tiempo, ante la vulgaridad burguesa, contra la insidiosa decadencia de los valores. ¿Qué son estos valores? Un estado de ánimo, una disposición a actuar o a dejar de hacerlo, una situación de bienestar en el cuerpo animal... Todo esto, si lo queremos... PS. ¿Nietzsche se dirige a Bloy? Creo que no, no estoy seguro. ¿Bloy se dirige a Nietzsche? Qué ignorante que soy (a mis años)! Debería escribirlo con la letra pequeña.

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Para el erudito los errores (fácticos, pues no debe tratarse de una simple fecha) deben suponer un baldón moral---

Si es cristiano, debe confesar---

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Imposible pensar, neurastenia. Sé que con la decisión de abrir el libro, cuando la lleve a cabo, una vez que la voluntad pueda más que el caballo contrario, se producirá el dulce olvido del miedo y la desesperanza. No seré yo en mí, sino en los pensamientos de otro.

Cuesta decidirse.

Todo sea por la ciencia -médica. Porque se escribe a causa de la enfermedad vital. Esto no significa nada, es. Lo que es. Verdad.

No se olvide: Ajmatova, grande.

18 de mayo de 2008

Quien no se consuela...

Lo bueno de la frustración continuada del pensamiento, neurótica y sistemáticamente catalogada, dimanada esa frustración de una básica incapacidad constitucional para pensar y para vivir, está, a mi entender, en la posibilidad de imaginar lo que hemos dicho como si fueran los pensamientos de otro mucho más hábil.

Realmente las ideas y los juicios pertenecen a la lengua, impersonalmente. Nosotros los usufructuamos, inadvertidamente si las cosas de la psique van bien. O sea, que si van bien nos engañamos. Y que la verdad, si la reconocemos, nos duele y nos mata---

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Quizás no lo explique bien:

De los sueños esperamos más de lo que pueden dar, ignorando aquello que efectivamente, graciosamente, nos conceden. Así, lo interesante no estará en el relato fiel del sueño que, casi siempre y afortunadamente, además resulta imposible de hacer. Que si pudiera hacerse, normalmente sería tedioso, puesto que la experiencia de un particular a ese particular concierne y a nadie más. Cada quien sueña lo que sueña, nada más. Todos lo hacemos, y en esta comunidad de vida nocturna conocemos ciertas reglas de nuestra vida, reglas que nos sacan de nuestra privacidad incompartible: pienso en algo así como en la compensación que hacemos -en los sueños- a las pérdidas diurnas, y no me refiero a pequeños asuntos o conquistas que desearíamos. No es esto, una vez que hemos llegado a ser personas maduras que no esperan lograr nada en especial. Es esto otro: conversaciones que tenemos con los difuntos, que solamente transcurren en la vida abandonada del sueño; conversaciones que señalan hacia algo que deberemos de tener en cuenta en la vida consciente. De una manera inquietante, la utopía soñada consiste en una recuperación de la inocencia y la irresponsabilidad infantil. Así que se invierte la tendencia de las fantasías desesperanzadas y nihilistas del día a día, todas tocando a un futuro indeseado---

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Es falso que los seres humanos sepan qué hacer con la libertad. La mayoría de ellos no lo saben: llevados por el capricho momentáneo, el deseo, la ignorancia u otras sinrazones, todo aquello que hacen tiene que conducirles a profundizar en su infelicidad. Pero si por algún azar consiguieran, a través de su reflexión, hacer coincidir su libertad con lo que es, con lo necesario, en ese mismo instante la libertad recién ganada se disolvería, en humo, en polvo de pesimismo: quien conoce y actúa según los pasos debidos se comporta enteramente como un esclavo -de la necesidad histórica o de la providencia.

No es mayoritario entre las gentes el exceso de reflexión, y no viene el peligro del pesimismo consiguiente, sino del vicio contrario: de no saber qué hacer porque la cabeza no se utiliza para pensar, sino para lo que a uno se le ocurra porque sí, sin parar mientes en consecuencias y en daños. Las ideologías totalitarias sacan de este estado de hecho, de esta terrible postración satisfecha de la inteligencia natural (que no sabemos por qué la tenemos, pero la tenemos), extraen de aquí, me digo, una conclusión enteramente falaz: a saber, el carácter innecesario de la libertad.

Sin embargo, lo que de hecho sea percibido no ha de implicar una obligación moral. De modo que podemos concluir nosotros, según nuestra creencia liberal e ilustrada, que sí, que los seres humanos son estúpidos, ciegos y cobardes, que malbaratan por entero el don sagrado de la razón y la inteligencia, pero que por esta misma razón, puesto que tienen la capacidad, deben saber qué usos se pueden hacer de la libertad: deben renunciar a la satisfacción animal y hacerse dignos de esos dones que no saben emplear, ni conocen en rigor de dónde les vienen. Menos que nadie, los científicos pomposos---

17 de mayo de 2008

Intendencia

... levantarse, asearse (uno es pobre pero limpio; o sea, preparado por si tuviera que ser burgués), preparar el desayuno (se es diligente con las obligaciones), arrancar el ordenador abriendo al mismo tiempo la ventana de la calle (llegan dos luces : la del sol y la informática), mirar los cuatro o cinco blogs, decidirse a no pensar el resto del día, etc., etc.

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Comparando mi persona con la de los ricos (ayer en el restaurante interclasista, v. gr.) observo que quizás nos distingamos (ellos y yo) por dos cualidades morales (las materiales las advierte uno en el parking comparando el brillo, el tamaño, la cilindrada y la marca de sus carros soberbios con mi modesto tartano sonoro y sucio, aunque cómodo): a saber [las differences], ellos hacen mucho ruido en sus celebraciones, que supongo que son motivadas más por su alegría al reconocer lo ricos que son que por cuestiones de negocios (almuerzos de), que me parece que es ésta una racionalización para no levantar excesivas sospechas, morales o sociales; en segundo lugar los adinerados son muchos, o será, puede ser, que lo semejante apetezca lo semejante, si vale la pena, porque yo también tengo mis semejantes y, sin embargo, estoy solo en esa sobremesa contemplativa. Ahora pienso que quién va a buscar la compañía de alguien que está a punto del resentimiento social, y que ésa debe ser la causa de que a mí mismo me intranquilicen las figuras solitarias que me encuentro en penumbra al llegar yo al restaurante: resentidos posibles, solitarios, deben pensar mis genes, demasiado propensos a querer ser con los ricos desemejantes y admirar la luz roja que destellan sus caldos soberbios---

-¿Cuánto es? (Acaba con la etnología del momento mi pregunta de humilde).

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El enfado produce mal gusto y hasta lleva a negarle la razón a los demás: no las razones, que se pueden tener o no, sino la capacidad de argumentar. ¿Hemos perdido los modales?---

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No. No me gustan la grosería ni el dogmatismo, aunque vengan de los ofendidos antidogmáticos---

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Pensaba que el artículo de Borja-Villel en "La tercera" de Abc sería útil como lectura para estudiantes jóvenes. Pero no: porque se trata de un misil ideológico (complejo) que el museísta le(s) ha colado a la derecha monárquica y católica: a la reacción que no mirará mal los flujos del capital (cultural), ni la modernidad si ésta se integra en el negocio---

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Para la educación moral de los jóvenes:

De la presentación del pensamiento de N. que hace su contemporáneo Brandes se colige que los tiempos estaban maduros para el surgir abismal de la bestia nórdica. La efectiva decadencia o hartazgo de la sentimentalidad cristiana pedía una salida plenamente afirmativa, un raza de señores. El cansancio de la civilización, la barbarie. Pensemos que Georg Brandes no engaña, que él escribe antes de los hechos---

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No engaña, a nadie:

Basta con tener (en el siglo de Darwin!) un poco de imaginación para avistar qué puede sucederle a los seres débiles que habían estado (algo) libres de la selva a causa de (es decir, gracias a) las mínimas reglas de la moral cristiana (¿hay otra?). Una primera carga había venido de la Economía política. Me refiero a andanadas sociales contra la moral vigente, a situaciones de orden general previstas o previsibles. Otra cuestión sería la de los antecedentes ideológicos: filosóficos, religiosos, jurídicos, etc.

Un ejemplo para que nos entendamos: ¿Quién puede pensar en el valor de la privacidad en la era del espectáculo? ¿Quién tan ingenuo como para pensar que en la era de la información puede seguir existiendo la dignidad del hombre? No, no puede. La unidad económica, vital, ontológica, etc. está en el bit.

16 de mayo de 2008

Epicureana

Qué poco!

Un coche con los asientos desvencijados, las chicas en la puerta repitiendo el gesto eterno de la vida y la alegría---

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(Por la tarde)

Cioran, Historia y utopía (Tusquets):

Seguimos al escritor cuando se deja llevar por un inmoralismo muy francés e ilustrado. Alcanza un cinismo exquisito y aristocrático---

Imposible cuando uno huele la disparatada suma (Darwin + Cristo = Codreanu), esa insoportable presunción de que todos albergamos una bestia rubia dominadora y guerrera; y que, si no, no somos humanos; o que somos otra cosa que el ideal cristofascista obligado---

Una impresión de un libro valioso. Nada más [que una impresión]. Tan valioso, nada menos, como para plantear el fin de Europa. En eso estamos, pero no por exceso de debilidad e Ilustración, sino a causa de una absurda fascinación por la barbarie (apellidada Otro o Diferencia)---

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María Zambrano, o los peligros del estilo:

Al igual que en la parodia de Luis Martín-Santos en la novela Tiempo de silencio, sobre ciertos usos fáciles, retóricos y políticos en el peor y más conformista de los sentidos, del hablar orteguiano, [parodia efectuada] en el tono de misma grisura de la inteligencia del franquismo todavía poderoso en las ideas (¿principios de los 50?); de una forma similar a lo que el papanatismo puede imponer sobre los ejercicios fenomenológicos del maestro (en la novela mentada), se presta el magnífico discurso (lenguaje, escritura) de la malagueña a una tergiversación menos dañina en lo corporal, aunque insidiosa plenamente en el ámbito del espíritu, puesto que puede ser tomado prestado su discurso por esa modalidad quintaesenciada de lo antaño cursi que es hogaño el doblelenguaje (¿no?, ¿no es hipocresía?, ¿de verdad?) de lo políticamente correcto.

Ahora bien, a mí esta declaración de María Zambrano, que se recoge en la introducción que hace J. Moreno Sanz a la obra de M. Zambrano sobre "los intelectuales en el drama de España" (y otros textos), publicada por Trotta, pienso que nos tendría que parecer admirable:



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Patriotismo, sentimental:

Imposible evitar que se me salten las lágrimas cada una de las veces que veo/oigo Canciones para después de una guerra de B. Martín-Patino. Soy un hombre del pasado y para mí está perdida esa posibilidad y esperanza de la utopía que se me figura en la hermosa ciudad desconocida, en Madrid---

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Lo que se aprende en Vizinczey y Pavese (y en Stendhal, según Vizinczey): la demostración a alguien de que nos atrae supone nuestra perdición. Para este punto de vista, totalmente cínico acerca de la condición humana, lo que habría que hacer, el modelo de conducta ideal, para contrarrestar esta superioridad manifiesta que dejamos en manos del enemigo/amado, sería escenificar la más completa indiferencia: la superioridad sería nuestra, y no tendría nada que ver con el amor---

El cinismo está equivocado. Pero siempre cabe señalar que el cínico miente y que no se sabe quién es---

Lo que no se podrá sostener seriamente es que el cínico no sabe escribir. Conoce, pero que muy bien, las vueltas que dan las frases, los múltiples sentidos intrincados. Por una vez la política podría aprender de él sus modelos heurísticos, en vez de tener que ser al contrario. Pienso.

15 de mayo de 2008

Nada

Últimamente lo que pienso lo pienso por la noche, incluso entre sueños---

Por eso no recuerdo luego nada---

Por eso se convence uno mismo cada vez más del silencio, de las palabras mínimas, esenciales---

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Malestar, indisposición, aprensión, lentitud mental...

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Del libro de Sloterdijk sobre Nietzsche (El pensador en escena, Pre-Textos) me quedo con esta idea, que no puedo determinar si será importante o correcta, pero que es mía y no quiero dejarla para el olvido: a través de la sucesión de máscaras de Dionisos y Apolo, del ilustrado y del profeta (¿sería vano mencionar la locura?), va a ir emergiendo la definición posible del ser humano: incapaz de encararse con la vida-horror pleno, el hombre deberá satisfacerse en el "como si" del arte; tendrá que sustituir la verdad intratable (mortal) por la mentira de la apariencia inesencial, abandonando por completo la creencia en el fondo por la fe en la superficie---

Se lee a saltos (este libro de S. acerca de N., p. ej.) a causa de la incapacidad de centrarse en algo, aunque sea un libro---

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Leo, no de N., sino sobre él (Sobejano, Brandes).

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Llega un momento en que el diario obliga a escribir. ¿Cambia entonces el tema? ¿El tono? ¿Se pasa de aficionado a profesional?

Profesional del diario, de la vida de diario: no está mal---

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Sostiene Trapiello a lo largo de El escritor de diarios que textos como los de Pavese y Pessoa no son para publicarlos en vida, a causa de la hondura del dolor contenida. (También cita el caso de Ana Frank, pero a mí éste -ese diario- me parece un asunto de otro orden.) [Kafka también; pero tendría que comprobar que no me equivoco con la lista.] No estoy completamente de acuerdo con A. T.: la mostración de un dolor interior tan grande hará difícil la exhibición pública del escritor, pero pienso que éste no tiene que ser un autor de best sellers, y que no tiene nada que exhibir. No cuenta su persona, ni pública ni privada, sino su dolor (angustia, desasosiego, oficio de vivir) y esta verdad tiene que ser publicada o hecha pública. Aunque no será fácil, claro, y haya que echar mano de fingimientos o circunloquios---

14 de mayo de 2008

Nausea mundi

El torrente de palabras: una debilidad---

La conciencia: otra debilidad---

El arrepentimiento: más de la misma medicina---

Sin embargo, el pensamiento debe estar ocupado en un muy otro orden de cosas: no en el presente de las insidias sino en el preclaro pasado---

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En otro orden de cosas. Aunque no tan preclaro:

En las páginas que dedica Gerald Brenan en su libro Memoria personal a la Guerra Civil española no se puede sino sentir piedad por los muertos, y desprecio por los vivos: a veces son los mismos, a veces somos nosotros y nuestra cainita historia que retorna como una fantasma ávido de sangre, entre los que se quieren españoles y entre los que no (hoy mismo). Esta lacra del odio, que resultaba incomprensible a este personaje amoral (relativamente) y simpático que era Brenan, un personaje como el que querríamos que vistiera a nuestra persona, sin duda, debería -esta muerte lenta de las Españas- ser para nosotros igual de incomprensible, e imposible.

Aparte, una idea o creencia que se me quedó cuando hube de leer El laberinto español: el punto de vista del que recuerda horrorizado el horror (no puede ser de otra manera: tiene que repetirse en la conciencia), que tiene que simpatizar con la República (como idea) tendrá que, necesariamente, lamentarse de los errores de esa misma República. Tendrá que ser de esta manera, puesto que todavía creemos, si todavía creemos, que el mal representa lo antinatural de los acontecimientos, aquello en lo que estos fallan. Esta duda que beneficia no podemos concedérsela al ideario fascista, por refinado que sea---

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Figuras de la caverna.

Los libros de caballerías (quijotismo), las historias románticas (bovarismo), y ahora el carácter incauto del que (de quien) se entrega a la comunicación y las relaciones afectivas electrónicas, confiando en la bondad y veracidad humanas: después de que el interlocutor se presente y se mantenga como anónimo, irresponsable.


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(Por la tarde, cansancio)

No se nos tiene en cuenta, no se nos escucha.

Es lo mismo: el derecho de hablar va con la autoridad, y no somos ciudadanos sino consumidores---

Nadie quiere cumplir con las normas y nos buscamos estúpidamente excusas para nuestros fallos.

Buscamos incluso justificaciones para los peores crímenes---

Nadie quiere cumplir pero quiere conocer que los demás se han comportado como seres perfectamente cristianos y angélicos con los actos malos ajenos: tú eres un malvado, yo tengo que evitar que lo seas. Si no puedo, ¿quién se puede esperar sensatamente que pueda con estas cosas?, por lo menos tengo que mostrar que lo he intentado, que por mis buenas intenciones merezco salvarme de tus delitos. Repugnante.

Así es.

Así que tengo que producir papeles y más papeles, un mare magnum de papeles, un vendaval y un vórtice de papeles, una perfecta simulación del movimiento que a nada llega y retorna a mí: la mentira social como sustancia, la farsa de una acción inexistente---

No tenemos salvación: tenemos que representar para los extraños, para cualquiera de ellos, una civilización decadente y merecedora del cuchillo, en el fondo piadoso.

Con el fin de ahorrarnos aunque sea nada más que nuestra necedad consentidora---

Otro asunto: Filosofía y poesía de María Zambrano (FCE). Gran libro. De veras.

13 de mayo de 2008

Opera

Salvo excepciones, nada puede la inteligencia contra la cultura material; nada los textos frente a las casa que habitamos---

Si acaso: se puede creer que la voluntad equilibra la falta de huellas de lo inmaterial---

Pero ¡qué difícil nos parece estar a la altura de una obligación para la que no se tienen cualidades ni temple!

¿Las cosas son siempre así?

Hablando sin parar...

... se convencen los demás de nuestra propia torpeza y egotismo: Lo manifiestan en su cara de disgusto. Nosotros que lo advertimos no nos hacemos mejores. Así se siembran las discordias. Trabajándolas poco a poco y en silencio---

¿Se está en el error? ¿Delante de una verdad rotunda?

Vivir representa un equívoco continuo, una aventura con errores---

...

Verdad que la exaltación nos tiene que perder. Pero ¿no es esto, realmente, lo que queríamos? Sí, de alguna forma es lo que se pretendía, perdernos, ser otros, existir como un otro. ¿Qué nos importa lo nuestro? Si hay algo de bueno y de noble entre tanto malestar interior habrá de ser, pienso, en esta renuncia al concepto: al reflejo en la voz ajena -quería decir. En ningún otro lugar.

¿Se pierde uno diciéndolo, sosteniendo de viva voz su renuncia? Extraña paradoja, razón más que irrazonable... Sin embargo, así será, cada vez que uno mismo experimente: a) la ajenidad de lo dicho, un asunto del que no se puede ya, honestamente, hacerse responsable, b) un sano escepticismo sobre el contenido de lo dicho (es decir, que, aunque fuera nuestro el decir, sería imposible sostenerlo con razones).

Mediocridad y retórica

Malos ejemplos que se dan, queriendo hacer el bien:

Hacer ver a los jóvenes, al digno conciudadano del futuro, que todos los parabienes, que todas las obligaciones de la sociedad, de cada uno de los elementos de la sociedad, han de ir dirigidos a su sacrosanta persona, último avatar de dios en la Tierra. ¿Qué digo? A la altura de Dios mismo, en lugar de una combinación particular de genes que ha de hacerse acreedora de su propia dignidad---

...

-Cuando te recuerdo la norma, y que la norma debe cumplirse, y discutirse después, pero no durante, te estoy tratando como a un mayor, suponiendo que eres libre y responsable, tan valioso como yo. Pero si actúo de esa forma no puedo querer ser modelo para ti haciéndote ver lo poco que eres, lo condicionado que estás, poniéndome yo de esa forma a tu altura de relativa inmadurez. Haciendo el tonto los dos, aunque yo más culpable que tú, porque me sé las causas y las excusas, la mentira completa (conveniente para los tutores (= gobernantes) del determinismo social---

12 de mayo de 2008

Dos listas incompletas

I. Carrión, Diarios. La hierba crece despacio, EDAF, 2007, p. 767. No digo a qué diario se refiere I. C.

A. Trapiello, El escritor de diarios, Península, 1998, p. 36

-Sí. ¿Y qué?
-Para cuando tenga que acordarme. Aunque seguramente no me acordaré de este lugar y estas listas. Porque son incompletas, porque no son listas, sino ejemplos que el diarista (Carrión o Trapiello) concreta en el momento. Luego están Pavese y Pessoa. Y Trapiello y Carrión... Aparte, coincido bastante con la idea (esto no significa más que mi acción de decir que coincido con la idea) de Trapiello acerca de los diarios, de su función de tesoro de la vida, cuando la novela ha envejecido para esa misma función, a causa de la sobredosis de truculenta realidad que ofertan a diario los mass media (y el libro de Trapiello es de 1998, y ya ha llovido y no para bien: dentro de la misma tendencia de cultura del shock, de la espectacularización y la desvergüenza en todos los sentidos). Esa materia de la memoria que ofrecen los diarios está muy lejos de ser un a reproducción fiel. En absoluto. Porque ni la memoria, ni la imaginación, ni el tiempo lo son tampoco. materia que en el tiempo se da, el diario conforma un texto similar al autobiográfico, y la forma o figura libres de éste no le serán ajenas. Materia y forma reflexivas, por lo tanto. Sin orden, igual que la vida. (Yo llamo orden a lo que otros nombran sentido.)

...

Pero no era esto lo que yo quería escribir, sino del hartazgo de la letra, de una forma de vivir que confunde los días con un objeto fetichizado, un maldito artefacto de los solitarios, pero que sólo por él no es conservada la apreciación pagana y liberal de la belleza. Una civilización fría y tecnológica puede coexistir (si es que no fundarse teológicamente) con los fundamentalismos, pero la belleza natural y humana (mortales) requieren de letras libres y de poesías, de una celebración continuada del ser y las ausencias. Es decir, epicureísmo y piedad.

Fundamentos de la in/moralidad

Pocos habrá que no sepan o puedan reconocerse en esto que digo:

Se han resistido buenamente, pero al cabo la vanidad se les ha ido entretejiendo en sus sueños. Quiero decir que sueñan con su vanidad (con lo que contiene), aunque sea pequeña o incluso trasmundana. Desde allí no cabe la vuelta a la razón, el retorno a la normalidad y las relaciones amistosas. Estiman intolerable otro igual o superior a ellos, ven cualquier signo de felicidad ajena como una muestra de alegría recóndita por otra razón muy diferente [a la aparente]: el dichoso puede situarse muy por encima de quien le mira. Esta actitud vital acaba gobernando los fundamentos sociales enteros, incluso las relaciones amorosas: quien ama, en este orden de cosas, domina. Si imaginara por un momento que el objeto de su amor se ve tentado de ponerse, con su alegría, por encima de él, no tendría, él, el amante, más remedio que odiarle---

Sé que esto parecerá puro cinismo, pero no veo que sea fácil encontrar otra base para los más encendidos principios morales---

11 de mayo de 2008

Domingo, 11

Fin de los extraordinarios Diarios de Ionesco (Páginas de Espuma, 2007): puro misticismo existencialista, a tono con la época, pero no conforme a la época---

En una de las entradas (hacia el final [en la p. 342]) hay una valiosísima sugerencia, por si se nos olvidan estas cosas: la inteligencia como fase anterior o primitiva del instinto, (por lo tanto) el instinto como inteligencia hiperdesarrollada, mecanizada, organizada, etc.

Las abejas (y otras), especie de instintos sociales, dejaron atrás la inteligencia. De forma análoga (imaginativa, ciertamente), nuestra progreso social (mito), técnico, político, etc. parece encaminarse hacia ese fin (objetivo consciente o inconsciente) de la vida automatizada---

Una inversión del espíritu como desarrollo, del proceso como razón. El verdadero antiHegel en marcha---

***

(Por la tarde, después de llegar de G.)

Hay seres que vienen al mundo asombrados, a los que se les dice que son algo especial y lo creen. El mundo no sabe nada de estas cosas, y no va a perdonarlo. Estos seres fracasan y experimentan una continua frustración, aunque no hayan fracasado del todo. Hay que pensar que, cuando se les dijo que eran especiales, ellos creyeron, y nadie les dijo lo contrario, que tendrían un lugar despejado en el mundo, como su claro del bosque particular. El mundo no sabe de bosques, sino de selvas. de selvas sabe mucho. Ellos nada: no comprendieron desde el principio y ahora son completamente imprácticos. La luz que siguen llevando nadie la ve. Quizás porque nadie la envidia, si esta luz consiste en la creencia, al fin adquirida por ellos, de que su especialidad en el mundo es el saber de la soledad, una conciencia continuamente asombrada, igual que al principio, del ser de las cosas---


...

Refiere Ionesco una vivencia de este tipo, acerca del asombro del ser y de ser, cuando lo sencillo y lo normal sería lo contrario, la nada. No debe ser infrecuente una emoción así, la de verse mirar el mundo, cobrar conciencia neurótica de la posición de nuestra mirada. Ionesco vincula claridad y ser, tiniebla y nada, puesto que su experiencia metafísica es diurna. Pero podría ser igualmente nocturna, y podríamos si quisiéramos, buscar las connotaciones de esa metafísica de la noche, de esta admiración nocturnal del hombre frente a las estrellas, cabe su corazón...

10 de mayo de 2008

Excelente...

... de verdad el post---

No sé decidirme acerca del significado o la intención de significado del título ("Espiral")---

Aparte de su denotación (una figura geométrica), de su concreción física y elástica (un muelle), esta línea connota un progreso que no lo es realmente, a medias entre el tiempo lineal y el retorno circular.

Sería como una marcha hacia atrás o hacia el abismo, una mala irreversibilidad de las cosas, que si se repiten es con el tormento abisal de los espejos (en este caso, uniendo con un hilo imaginario las figuras -retroyectadas- que aparecen en dos espejos enfrentados, tendríamos de nuevo esta línea malamente infinita), o con ese trompe l´oeil psicoanalítico (ilusión perceptiva del hipnotizador; caída hacia no se sabe dónde) de las películas: sentidos todos que van a tono con el mensaje del texto y con la raíz-miedo exorcizada con otros nombres y olvidos y tríadas: inteligencia, libertad, felicidad---

Ionesco


A mí el párrafo de los estupendos Diarios de Ionesco (editado el libro por Páginas de Espuma, 2007; el párrafo está en la p. 320) me tiene que parecer extraordinario: porque manifiesta algo que está tras la historia, y que es el poder corruptor del lenguaje (= ideología), su extensión desde lo oculto e ilegal hacia el dominio de lo público y admitido y consentido por todos...

A causa de esta salida de lo oculto, parece que el sistema ideológico es pariente de la verdad (en el sentido etimológico griego de la palabra `verdad´).
Nada más falso: lo que sale es un veneno que va cubriéndolo todo, tapando la razón de una manera que siempre retorna (el veneno, no la razón)... entre los enemigos incontables de la libertad...

El ruido tendría...

... que parecernos asqueroso.

El ruido: cuando -allí donde- los medios informativos encuentran a personas que encuentran palabras que encuentran capaces de hacer resonar las otras palabras, mentirosas, de los gobernantes---

Nunca caeremos en que el griterío de las opiniones no equivale, ni va a llegar nunca, a la verdad; ni aunque el grito sea -consista en- el engolamiento nasal de la voz autorizada...

La verdad consistirá, o no llegará, en la prosecución desesperanzada de un diálogo interminable, en el cual la voz más humilde puede aportar tanto como la estimada como más sabia... Aquí no hay autoridad ninguna, sino sosiego, reflexión...

Nota bene: Hablo o escribo de la verdad humana, no de la verdad tecnocientífica, que será una recreación prometeica o fáustica de la acción divina, y que nos producirá inquietud, igual que los supuestos actos de las brujas, pero que es una recreación que no ha de llegar al corazón... de las cosas...

¡Qué largos e insustanciales...

... llegan a hacerse los días /de mayo/ para el carácter aprensivo!---

El tiempo vivido no presenta otra realidad que la de su ocupación: mejor que sea voluntaria, de forma que el tiempo vivido vaya a resultar en tiempo feliz; si no, tendremos que acudir al hábito de la voluntad, a rellenar huecos, a medir el tiempo del reloj con los actos sin sentido. La repetición, a este propósito, no tiene mayor sentido: la repetición es el fruto de la costumbre de vivir, del ejercicio de la voluntad (sive razón práctica) que se transformado en una fe---

Aunque no caiga la gracia---

9 de mayo de 2008

Que no se me olvide!

Las cadenas (según Arcadi Espada; en mi opinión)---

Y esta frase de AE en el post linkeado me parece extraordinaria:

"En el último pliegue del pensamiento comunista, milímetros antes de que se haga burocracia y delincuencia, está la altiva superioridad moral, nuestra vieja y olorosa conocida: dónde iban a estar mejor que aquí."

Porque no se sabe cuándo ocurre, cuándo desaparece el hombre y aparece el rinoceronte: tan sutil todo como la emergencia de la ley alada por encima de la naturaleza bestial---

¿Un deseo sin objeto?

"Un alma que es incapaz de contentarse aunque nada desee. Esto me gusta más."

Humm! Creo que no. Un deseo sin límite definido, un deseo infinito, la perfección que está siempre antes y que nunca se logra---

¿Conciencia de una falla? ¿Carencia que preside la reflexión?

En efecto: los cientificistas parecen teólogos satisfechos, curas de parroquia fácil---

La tecnosfera no va a solucionar nada: va a poner delante de un enorme espejo la enorme tragedia que es el vivir humano---

...
...

Es decir: creo que hay un deseo (hasta en la abstracta incompletud del conocimiento); que el deseo es un nombre para ese desajuste entre el hombre y la cosa; que no hay deseo sin inteligencia que lo procese---

Que no se puede conocer un fallo sin desear que no lo haya---

Pero que este deseo nace de la misma inteligencia o es la inteligencia: su intencionalidad quebrada---

Política popperiana

De los primeros días de la Guerra Civil española, Gerald Brenan recoge esta conversación mantenida con un anarquista en Málaga, donde residía el hispanista inglés (en Churriana, concretamente):


Pertenece el texto a Memoria personal 1920/1975, según la edición de Alianza de 1984. Hay una edición más actual en Península, 2003, del mismo traductor. Con el título de Autobiografía, comprende además la primera parte del corpus memorialístico de Brenan, Una vida propia (es decir, hasta antes de su primera llegada a España, después del final de la Gran Guerra). No cito porque yo tenga la misma confianza que Brenan en las posibilidades abiertas por el progreso tecnocientífico. Ni mucho menos. Ni confío en las posibilidades de la educación. Cito por su posición liberal, reformista, gradualista, que no necesita albergar otras esperanzas más grandiosas---

Brandes sobre N.

Editado por Sexto Piso, a precio de pequeña editorial necesaria, este ensayo germinal sobre N. suena a ya sabido. Claro, porque es el primero... Excelente---

8 de mayo de 2008

Azar, hilo cruel

(Pour V., a quien no conocía de palabra -en realidad solamente un poco, de cierta gestión inmobiliaria, creo, privada-, pero que me parecía educado y sombrío)---

Alguien hace balance y obtiene resultados negativos. Decide para sí mismo que es un ser para la muerte. Respeto y silencio. El hilo de tanto dolor se enhebra en el alma del hermano, que va a mostrarlo de idéntica y patética manera: incapaz de dar un solo paso, perdido de alcohol; caído en medio de la calle---

Estas cosas no son comunicables. Para esto Dios murió---

Lo que es... tan in/distinto de lo que se manifiesta

a) El trabajo me distrae de mis vagancias -sostenía---
b) La interpretación de textos, efectuada a partir de una perspectiva de simpatía, cuela una falsedad general: que ha obtenido de una impresión parcial correcta, no obstante---
c) Los pronombres no comprometen más que a los seres morales---
d) No se distingue el amor de la costumbre -pensaba, y no sabía si tenía razón---
e) Escuchan sus palabras igual que las de un mendigo: por imperativos de una fastidiosa conciencia---
f) Según como caiga en ese momento la luz del día, se muestra inclinado a creer que el amor es sustancia, la única y diosa---
g) Cualquier sentencia de N. le parece admirable: no se piensa así desde el mundo, en un lugar del mundo -(se) razona---

OK!

Así es.

Porque la información no equivale a la verdad [Esto es: el sentido, la verdad que significa], ni lo público/publicado a la vieja y querida verdad objetiva [Esto es: exacta, cuasimatemática, científico-natural]---

¿Qué se hizo de ella? ¿Dónde vive ahora?

***

Nadie tiene el monopolio de la calidad de la palabra: el soporte es accidental, apenas una huella en el agua---

De buena mañana

Llueve a esta hora (no nos acordábamos), y en un cruce de calles, sobre el gris ajado asfalto yace un hombre con la cabeza en sangre (¿caída?, ¿atropello?, ¿vive o no?). Parece que vive. Los servicios sanitarios, los de protección civil y la Guardia Civil actúan efizcamente y se llevan pronto al herido. (Inevitable el orgullo por el buen funcionamiento de las cosas en mi pequeña ciudad mestiza.) Seguimos. Duke Ellington puntea la habitual melancolía, o va deshaciéndola, desbaratando la niebla envolvente, /un celeste algodón sucio/, y una claridad pudorosa se va asomando ahí arriba. Llego. Escribo.

PS. La canaille se limita a anotar los sucesos. Surge la pregunta de qué somos.

7 de mayo de 2008

Nietzsche y la caza, Ortega y la tontería


"Ni vitalismo ni racionalismo", capítulo de Ortega, El tema de nuestro tiempo---

Vamos a dejarlo en boutade orteguiana. Pero no: tontería y pura. Porque donde N. pone desesperación y soledad, y el único oficio que le queda, pone el español (genial en otras ocasiones) gesto de chulapo y palabras de corrida de toros.

Me explico o lo intento: Ortega pretende que le entiendan. N. ya ha renunciado a todo eso.

¿Quién brinca sobre la aguja? ¿La gamuza o el lector?

Ya, ya, vale... No le echemos sal a la ocurrencia...

...

Pero es que está claro: "con un abismo a sus pies" = con el alma destrozada. Fuera del mundo, alguien que sabe de la falsedad de los dioses, y que se cuenta la mentira piadosa del eterno retorno. Él, que solamente tiene el instante, que es Dios crucificado en su instante---

...

Pero es que está claro: "con un abismo a sus pies" = sin que se le pase por la cabeza siquiera que alguien le ofrezca el reino---

...

Ortega quiere que no se le malentienda. Se le comprende muy bien, no hay problema---

Solidez

Qué lentitud pasmosa la de mi cerebro asténico! (Primavera = pesadez).

Ya sé que es mejor evitar las solicitaciones del espíritu de la gravedad (= pesadez). Pero ocurre que nunca puedo evitarlo---

***

Escuela, Apuntes:

1. Nietzsche: predica a Descartes su misma medicina, ir más allá de sí mismo; ir más allá de las ideas en las que se avala---

2. Predica -el mismo- a Platón ser coherente consigo mismo: su ámbito de la verdad es realmente otro ámbito de la apariencia---

3. Una pequeña baraja de palabras (conceptos) y según se combinen, en la columna de la izquierda o en la columna de la derecha, surge uno u otro pensador. A esa combinación particular se le asigna un nombre propio y se estudia---

Uno doble...

... de sol:

Prisiones conceptuales: No se sale fácilmente de la malla que teje la razón, del hilo mental de Ariadna. María Zambrano, toda ella optimismo, ve la vida fértil de Occidente incluso en la noche de la tragedia española, cuando se juega algo más que la cultura seca. Se juega la convivencia. De manera que (qué nos han de importar las contradicciones!) hemos conocido una doble violencia: la que ha ejercido el intelecto matemático secularmene en la historia europea, y la violencia que ahora se manifiesta en un lugar a donde el tal intelecto no ha llegado (ni la Reforma, ni el Renacimiento, ni la Ilustración). Como muestra de una exaltación irracional ha de verse ahí, por detrás de la infamia homicida entre hermanos, la posibilidad de una energética diferente que saque a Europa de su tronco seco...

Yo creo que Doña María también es presa de un concepto, de una concepción que viene del Romanticismo y que se nombra de muchas maneras, aunque el vino sea siempre el mismo: el del volkgeist. es decir, que si hemos abominado de los conceptos, ¿por qué no vamos a renunciar a esas confusas generalizaciones que son las patrias, los países, las naciones, los pueblos, los estados... ?

***

... y de sombra:

Cinismo y quijotismo: El arreglador de humillaciones a las damas puede morir en cualquier momento apuñalado por uno de estos rufianes que se educan públicamente. La dama lo contará después a su amante legítimo, amartelada con él---

D. Quijote debió empezar a ver claro, entre confusiones, a este respecto: Dulcinea se entrega a los brazos fuertes, no a los seres librescos. (A los eruditos todavía, pues éstos son seres pseudolibrescos: especializados en lo general -sic).

Nota bene: No especializados en lo general, como si de metafísicos se tratase. Los eruditos no se dirigen a los últimos principios de la razón humana y/o la realidad. Polígrafos, quiero decir: practicantes de un corte o regionalización del gran territorio común de las humanidades---

6 de mayo de 2008

Críptico

Sostenía Pavese, a propósito de otra cuestión que le martirizaba, una creencia que no es lo que yo digo a continuación, pero que la traslada, elevándola hacia arriba y generalizándola a la vida (ningún mérito el mío, sino lo contrario: lo que C. P. decía pertenece al abismo y no hay mayor verdad que la suya, que me callo y que está en El oficio de vivir, o de morir):

Un dios que no desea se convierte en deseado. No yerra nunca: contiene en sí mismo y eternamente la pura razón en un espejo infinito. No medita, porque esto convendría a una reflexión que se ejerce en el tiempo y cuenta con la muerte como fin posible. Si acaso diríamos que goza para siempre de una prudencia sin falla, alegrándose para sí de su conocimiento, sin dolor, de todos los desastres de la experiencia y la desesperación que se encuentra en la vida de sus espejos quebrados: los hombres que le aman, que no son amados por Él, distantes por toda la amplitud del tiempo de su redondez perfecta.

De manera que el amor se revela una farsa cósmica: una atracción ejercida sin deseo desde el objeto al ser deseante, que se mueve y se muere en dirección hacia una satisfacción que si, por desgracia, obtuviera, le haría forzosamente infeliz y aburrido, y vuelta a empezar---

De lo cual concluye mi flaca razón la falta de cierre del mundo, su estado del proceso sin final conocido: movimiento sin acto. Sí. Sin acto.---