5 de noviembre de 2022

Dcnv

 Esta es ciudad de luz y de cuevas. Ahora comercia, pero en otro tiempo, y no hace tanto, era lugar de prófugos. Plantada junto al camino real, los montes del otro lado prestaban refugio a quienes eran perseguidos por la ortodoxia. Primero el fuego, luego los fusiles... Primero judíos y los cristianos después, tuvieron que ocultarse en las cuevas. Aunque tampoco los perseguidores se excedían en el entusiasmo. Por eso conservamos sus apellidos y están entre nosotros. Que ahora los ingleses se hayan adueñado del terreno no es algo que haya abolido la memoria de los esclavos. A mí me resulta complicado imaginar aquellas vidas cuando dejo el coche al lado de la carretera y bajo por el camino de tierra que bordea las casas antiguamente sospechosas. 

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