17 de mayo de 2015

Público, publicación

El Diario, escritura íntima -de la trastienda, del cajón, de lo doméstico-, y el diario, escritura del común -de la masa, de las altas finanzas, de lo anónimo-, comparten una misma vocación: la de la publicidad: abrir las puertas, que entre la luz rauda, deshaciendo pudores e inhibiciones. La verdad debe resplandecer, desnuda y amarga.

No hay comentarios: