4 de mayo de 2014

En Montauk

En la casa que se va reconstruyendo, para él y para Marianne (yo creía que se trataba de Ingeborg), en un remoto lugar de un valle suizo, aislado y sin luz la mayor parte del año, en un escenario que nos recuerda demasiado a Thomas Bernhard, pero en un país distinto, o quizás no tanto, Max Frisch se deja llevar en parte por el gusto y los consejos de los albañiles italianos. Uno de ellos presenta un parecido, en rústico, con el Nobel irlandés:
El Beckett replica: en su opinión, un SCRITTORE, tiene que quemar muchos papeles. 
¿Quién no piensa en Franz ahora?

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