27 de noviembre de 2008

Política cultural

Hay gestos que son signos---

Política personal:

No hay relación sin admiración---

El peso de la experiencia no es solamente una razón para empezar, sino para no empezar: el miedo, en cualquier caso---

Pobreza de espíritu: en esto consiste la verdad desenmascarada.

Política de la escritura:

No sabría prescindir del texto: del aforismo; i. e., el discurso que ha renunciado a la sintaxis interior---

Política de la humanidad:

Encontrar al semejante en el otro, irreductible en lo que sostiene, irreductible frente a ti: sin embargo se ha ganado tu respeto, porque es fuerte sin tamaño, por su claridad.

Resulta simpático todo esto, después de todo. Se puede pensar en el juego de reglas que es la vida social, sin que las reglas figuren escritas en ningún sitio. Amén.

Política de la ironía:

Tú, sin embargo, encuentras el otro con tal de manifestar tus gustos; así pones años luz (kms. incontables) de por medio. Schubert? Pues allá tú, si no has conocido la alegría de la música popular. El otro es irreductible, porque tú con nada te comparas. No es un elogio: las islas no se elogian. Se conquistan, y sobre todo se hunden.

Política de la inteligibilidad:

La mayoría de lo que escribo representa una logomaquia absurda. También una ficción irónica. Querría, a pesar de todo, pensar que todo este discurrir diario puede ser un índice de las vergüenzas de la cultura: esto es, una señal o poste kilométrico de lo que falta para que salten todos los costurones de la mendacidad establecida.

Pero al escribir se juega, mayormente. ¿Está este juego en la lista de W. el vienés?

Política de la verdad:

El doble.

Ítem más: Winterreise (un texto).

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