8 de mayo de 2016

Será un tópico, pero se miran los libros en los estantes, y es una especie de jardín lo que se contempla. Una manera de soportar la soledad, o de disfrutar la soledad. (No me gusta la palabra disfrutar, la fruitio; huyo de los goces.) Una ilusión la libresca, indudablemente. Se escucha al escritor admirado y se caen las estatuas: esa dicción presuntuosa, esa pedantería... Supongo que a todos nos sucede, cuando nos conocen. Que decepcionamos. Los libros, un lenitivo. Mejor: un paliativo de la memoria, de los accidentes de la vida, de las heridas que nos sangran o de las que se ocultan en silencio y duelen más..

Ahora: Calvino, Seis propuestas para el próximo milenio.

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