Uno de enero: Caín alzó la mano, la dejó caer y sembró la discordia. Arrastraba, le tocó a él, como un gen recesivo, la falta de sus padres. En el gesto de morder vino el desafío, la soberbia y un modo de vivir que ofende la magnífica paz de los cementerios. Como el ruido que tú, en 1936, no oías, aunque pudieras oler la pólvora distante o percibir por dentro las vibraciones de la tierra cuando alguien dispara. O como tú, que aprendiste a asociar las cometas con lo infausto aquel mismo año. La humanidad usa su libertad para arruinarse. Feliz año.
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
1 de enero de 2015
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