1 de enero de 2015

Uno de enero: Caín alzó la mano, la dejó caer y sembró la discordia. Arrastraba, le tocó a él, como un gen recesivo, la falta de sus padres. En el gesto de morder vino el desafío, la soberbia y un modo de vivir que ofende la magnífica paz de los cementerios. Como el ruido que tú, en 1936, no oías, aunque pudieras oler la pólvora distante o percibir por dentro las vibraciones de la tierra cuando alguien dispara. O como tú, que aprendiste a asociar las cometas con lo infausto aquel mismo año. La humanidad usa su libertad para arruinarse. Feliz año.

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