26 de enero de 2015

No conoce la devaluación del lenguaje quien se toma la más mínima proposición en serio, e intenta encontrar en ella los rasgos de letra y figura en lo que muestra acerca del mundo. Un sujeto así, notoriamente, está enfermo. Se atreve, hasta eso llega,  a inscribir la palabra yo. Incluso cuando habla se lo imagina escrito. Oye con la vista, él.

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