11 de septiembre de 2010

Bah!

No me importa el patetismo trasladado o percibido. Cualquier día, cualquier año, cualquier siglo no se entenderá de qué iba esto... Cuando la conciencia religiosa haya borrado cualquier rastro de crítica y neuroticismo. Entonces los signos del decadente serán semejantes a los trazos en piedra del helenismo. Alimento de los menos.

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No temas servirte de retazos de conversaciones, de fragmentos o citas, de verdades o ficciones que te cuentan, de conversaciones escuchadas al azar, de amor y odio.

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Escribe lo que escucha, como si por escucharlos (a ellos, lo que dicen) se transformara en suyo. Porque él, en verdad, no intenta ser cualquier otro, convertirse en un distinto en la misma medida en que se compara con un distinto. Él es él, su vida y destrucción le pertenecen en exclusiva.

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