5 de enero de 2022

 1. Doy vueltas por la biblioteca o librería. Ni tengo que decir que ya he olvidado los títulos. Salgo de allí. Pero un poco después pudo, como favor, volver a entrar (después del cierre del sitio). Algo ha cambiado en la disposición de los libros, hay claros en los estantes y el stock es más bien vulgar, obras de espiritualidad y autoyuda, cosas así. Me doy prisa, porque sé que estoy abusando del bibliotecario/librero, a quien conozco desde hace tiempo. Además, no he encontrado lo que buscaba.

2. Están de fiesta. Lo parece por los vestidos de las mujeres. Es la academia donde asistía. Está en el primer piso de una casa vieja de paredes de tierra, y no hsy tabiques que separen las distintas estancias. sólo un espacio amplísimo, despejado de muebles, a excepción de la mesa grande con las viandas y las bebidas. Hay grupos, corrillos, y yo intento pasar discretamente ente ellos, sin querer que me reconozcan. Fijada, o dentro más bien, de una las paredes se encuentra una sala que hace de despacho, y en ella la estantería. Pero no puedo leer los títulos, a pesar de que yo los había adquirido para la biblioteca. Creo que todo el sitio me es familiar, y que yo viví ahí. 

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