30 de abril de 2018

Hemerotecas

Entonces, ¿cómo explicar la obcecación de los funcionarios públicos británicos en impedir cualquier medida humanitaria que prolongase la vida del niño según las creencias de sus padres? Sólo se puede desde la fatal arrogancia, como explicó Friedrich Hayek en su obra homónima, de los que se consideran altivamente poseedores de la verdad absoluta, en este caso en el plano moral. (S. Navajas, en Libertad digital)

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