1 de enero de 2016

Platonismos, también


—Sin embargo los académicos norteamericanos, particularmente en los Departamentos de Inglés, se caracterizan por sus "pensamientos elevados".
-Es cierto, aunque queda mal que yo lo diga, porque precisamente pertenezco a uno de esos departamentos. Pero eso tiene su historia. Este país fue fundado por intelectuales. Era gente que tenía que escribir la Constitución, el mayor documento de la vida política del país. Habían leído a Platón. Sabían de filosofía. Conocían bien a Hobbes y Locke. Justamente hablo de eso en Ravelstein, mi nuevo libro. El protagonista, un profesor universitario, le exige ante todo a su selecto grupo de acólitos que se olviden de sus propias familias de comerciantes para intimar con los diálogos de Platón hasta convertirlos en sus familiares. Les mostraba la vía hacia una vida superior, gobernada por la racionalidad. (Una entrevista a Saul Bellow, en Revista Ñ, 2001) 

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