31 de enero de 2016

Le sorprendió la tarde de domingo intercambiando mensajes filosóficos. Que si la libertad para I. K. constituía un postulado de primer orden, práctico. Sin embargo, la existencia de un dios o la inmortalidad del ánima, de segundo orden, se limitaban a representar ideales teóricos, mucho menos serios y comprometedores. Pero quizás habría que volver al clima del XVIII para ensayar con tino en estas graves materias... El termómetro desmintió la fiebre presunta sospechada por el tono de esta conversación.

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