16 de julio de 2007

La libertad...

...burguesa de expresión tiene muchos menos amigos de los que parece. Ese precario recurso que consiste en ir de argumento en argumento, hacia argumentos, por medio de argumentos y de nada más, que en buena hora le fue concedido a todos los habitantes de la ciudad para que hicieran de él el uso que estimasen oportuno, choca con el espíritu de facción de los hombres, con una pasión -que tendremos que llamar religiosa- por imponer la verdad que parece haber caído, aquí y ahora, para ser administrada por el creyente, en provecho... de la verdad.

No habrá de extrañarse nadie de que quien odie el logos disperso e igualitario -aunque esto sea falso de hecho, no lo es en la intención del Prudente Legislador-, esa falsa libertad burguesa tan frágil, adore, por contigüidad mental, cualquier fanatismo que venga a sembrar la armonía entre las personas, pensando que quizás también entre el silencio de la tierra de los cementerios pueda fructificar algo. Pero eso, realmente, no le importa: porque el paranoico escucha el silencio y lo que oye es su verdad atronadora.

1 comentario:

Egoficción dijo...

Efectivamente... la libertad (burguesa) de expresión y pensamiento es incompatible con nuestra más íntima naturaleza. También es incompatible con más de 50.000 años de cultura religiosa. La libertad, de ser algo, y además algo valioso, ha de ser otra cosa. Pienso, por supuesto, en mis amigos existencialistas...

Esto de la libertad de expresión burguesa que dices, está muy relacionado con tu bello aforismo sobre el cinismo y demás... ¿Alimentar la conciencia a costa de la libertad, o es este desquiciante holocausto la libertad...? Esto he de decirtelo mejor.