Soñar con una palabra alemana, que significa apertura, despejamiento. Condición de la vida ética y política, vinculada esa palabra a otro término perdido, también legitimador de cosas importantes. Soñar es por entregas, donde se va desvaneciendo el sentido prístino de voces y consecuencias. Quizás la recurrencia ideológica suceda en los intersticios del sueño, donde se apercibe la obligación imposible de recordar por la mañana, pues el sujeto guarda memoria de sucesos parecidos. Seguro que es así. Ahora solo queda la palabra, que no me atrevo a decir, sin los mundos y sus modos que abría.
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