13 de octubre de 2015

Queda algo de viejuno, como de testamento redactado en papel antiguo, en los escritos de los filósofos que, extramuros del núcleo cultural de Occidente, representan lo más in cuando copian o trasladan las reflexiones más trascendentales y acuciantes. Postureo académico. Para esto conviene leerles tiempo después de que hayan publicado su obra. En este reportajismo deconstructor, tú, frustrado periodista, hozas como un puerco oing oing. Olfateas, cerdo nietzscheano, a ver lo que escribió este señor sobre la libertad. Hace diez años. Pero tú compraste su libro, y por ende te has ganado el derecho a arrojar un chorreón de bilis. Veamos, leamos...

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